El propósito de este ejercicio es el de utilizar el análisis y la síntesis de varias historias como herramienta para desarrollar la creatividad.
Los cuentos propuestos fueron: Caperucita Roja, Los tres cerditos y Los siete cabretillos.
Teniendo en cuenta el elemento común, el lobo, se han desarrollado varias historias en clase… a modo de ejemplo os facilitamos tres de ellas.
ANA SANZ
CaperucEste año comenzamos con algunos ejercicios realizados por las alumnas del Grupo Literario de Lasarte.
ENSALADA DE CUENTOS
ANA SANZ
ENSALADA DE CUENTOS
El propósito de este ejercicio es el de utilizar el análisis y la síntesis de varias historias como herramienta para desarrollar la creatividad.
Los cuentos propuestos fueron: Caperucita Roja, Los tres cerditos y Los siete cabretillos.
Teniendo en cuenta el elemento común, el lobo, se han desarrollado varias historias en clase… a modo de ejemplo os facilitamos tres de ellas.
ANA SANZ
Caperucita siempre estaba enfada con su madre.
- ¡Jo qué rabia, nunca permite que me divierta!
-Vete a casa de la abuelita a llevarle la comida, pues no se encuentra bien y está en la camita.
-No me gustaba ir, la abuelita no era amable. Tenía unos ojos y una nariz grande y fea, y a mi me daba miedo. En el camino me encontré con una casita de paja. ¡Toc-toc! Salieron unos sonrosados cerditos, estaban atemorizados pues un feroz lobo les acosaba. Les dije que se tranquilizaran y que no tuvieran miedo. Seguí mi camino.
De repente oí un terrible viento y me asusté y volví. Vi como el feroz lobo había soplado y derribado la casita. Les había atrapado. Me entristecí, me di cuenta que mi consejo no fue acertado. Fui muy imprudente. Seguí mi camino.
Estaba cansada y me sentí a la orilla del río. Oí un ruido y al girarme vi al enorme lobo dormitando. Me quedé paralizada, pero en ese momento vi aparecer a mamá cabra enérgica, decidida, valiente, con unas enormes tijeras, le abrió la tripa, sacó los cerditos, le metió piedras y rápidamente le cosió. Veloces se escondieron, entonces, me descubrieron, nos abrazamos y desde nuestro escondite vimos como el feroz lobo despertaba. Con una sed tremenda, se agachó a beber y el peso de las piedras le hizo caer. La corriente le arrastró para nunca más volver. Desde ese día nunca más sentimos miedo, pues las mamás siempre nos protegen.
MARÍA ERREA
Ocurrió en el país de los libros de cuentos. Estaban ellos, los cuentos, muy tranquilos, esperando a que los niños los leyeran. De pronto, se formó un gran huracán. El viento era tan fuerte que movía con violencia todas las hojas de los libros. Las letras, al principio, estaban tranquilas, pero luego vieron con horror, que empezaban a desprenderse de las páginas.
Muy asustadas, se dieron la mano para permanecer unidas. El viento no cesaba y cada vez tenía más y más fuerza. Las letras, que flotaban como plumas, fueron arrastradas hasta el ojo del huracán, que está en el mismísimo centro. Allí se fueron juntando todas hasta formar una enorme bola. Procuraban no soltarse de las manos, para seguir formando palabras, párrafos y hasta alguna página entera. Cuando cesó el viento, las letras volvieron por el aire, y como pudieron, se fueron posando en las hojas en blanco de los libros. Así dio lugar a cuentos como este:
Mamá cabra les dijo a los tres cerditos: Caperucita ten cuidado con el lobo y no vayas por la chimenea. Los tres cerditos, Con la cestita para la abuelita, fueron a hacer sus casitas, una de paja, otra de madera y otra con un ramo de flores para su abuelita.
¡Toc toc!
-¿Quién soy?-
-Soy la abuelita!-
ita siempre
estaba enfada con su madre.
- ¡Jo qué rabia, nunca permite que me divierta!
-Vete a casa de la
abuelita a llevarle la comida, pues no se encuentra bien y está en la camita.
-No me gustaba ir,
la abuelita no era amable. Tenía unos ojos y una nariz grande y fea, y a mi me
daba miedo. En el camino me encontré con una casita de paja. ¡Toc-toc! Salieron
unos sonrosados cerditos, estaban atemorizados pues un feroz lobo les acosaba.
Les dije que se tranquilizaran y que no tuvieran miedo. Seguí mi camino.
De repente oí un
terrible viento y me asusté y volví. Vi como el feroz lobo había soplado y
derribado la casita. Les había atrapado. Me entristecí, me di cuenta que mi
consejo no fue acertado. Fui muy imprudente. Seguí mi camino.
Estaba cansada y me
sentí a la orilla del río. Oí un ruido y al girarme vi al enorme lobo
dormitando. Me quedé paralizada, pero en ese momento vi aparecer a mamá cabra
enérgica, decidida, valiente, con unas enormes tijeras, le abrió la tripa, sacó
los cerditos, le metió piedras y rápidamente le cosió. Veloces se escondieron,
entonces, me descubrieron, nos abrazamos y desde nuestro escondite vimos como
el feroz lobo despertaba. Con una sed tremenda, se agachó a beber y el peso de
las piedras le hizo caer. La corriente le arrastró para nunca más volver. Desde
ese día nunca más sentimos miedo, pues las mamás siempre nos protegen.
MARÍA ERREA
Ocurrió en el país de los libros de cuentos.
Estaban ellos, los cuentos, muy tranquilos, esperando a que los niños los leyeran. De pronto, se formó un gran huracán.
El viento era tan fuerte que movía con violencia todas las hojas de los libros.
Las letras, al principio, estaban tranquilas, pero luego vieron con horror, que
empezaban a desprenderse de las páginas.
Muy asustadas, se dieron la mano para permanecer
unidas. El viento no cesaba y cada vez tenía más y más fuerza. Las letras, que flotaban como plumas,
fueron arrastradas hasta el ojo del huracán, que está en el mismísimo centro. Allí se fueron juntando
todas hasta formar una enorme bola. Procuraban no soltarse de las manos, para
seguir formando palabras, párrafos y
hasta alguna página entera.
Cuando cesó el viento, las letras volvieron por el aire, y como pudieron,
se fueron posando en las hojas en blanco de los libros. Así dio lugar a cuentos
como este:
Mamá cabra les dijo a los tres cerditos: Caperucita
ten cuidado con el lobo y no vayas por la chimenea. Los tres cerditos, Con la
cestita para la abuelita, fueron a hacer sus casitas, una de paja, otra de
madera y otra con un ramo de flores para su abuelita.
¡Toc toc!
-¿Quién soy?-
-Soy la abuelita!-
-¡Enséñame la patita!-
-¡Son para verte mejor!-
-¡YO iré por el camino más largo!-
-Yo cogeré flores!-
-¡Son para comerte mejor!-
La abuelita se comió al lobo y mamá cabra, aterrada,
salió de la caja del reloj. Se cayó al rio porque le pesaba mucho la tripa.
Como veis, los cuentos eran un caos. Las pobres letras, ellas solitas, no
supieron ponerse en su sitio y se formó un gran lio.
Los guardianes de los libros de cuentos, para poner
orden, llamaron a los escritores. Todos acudieron. Perrault, los hermanos Grimm
, Andersen, Saint Exupery, Dikens y muchísimos más, hasta Gloria Fuertes se
apuntó. Todos trabajaron sin descanso, para poner
las letras en su lugar, pero gracias a ellos, se puede seguir leyendo
cuentos.
Y colorín, colorado esta historia se ha acabado.
AMAIA SERNA
Mamá Cabra con sus siete traviesos cabritillos, Mamá Cerdita con sus tres cerditos y Caperucita Roja con su adorable mamá.
Un día, las tres mamás se juntaron en la plaza del pueblo mientras sus hijos jugaban, y comenzaron a hablar de ellos. Estaban de acuerdo en que ya iba siendo hora de que sus hijos se independizaran, pero como sabían que cada uno por separado no iban a querer, decidieron que cabía la posibilidad de ofrecerles un terreno que estaba a pocos metros de sus casas para poder construirse allí una vivienda.
Quedaron a la noche para cenar en casa de la mamá de Caperucita, ya que de todas ellas era la que más rico cocinaba, y además acababa de preparar un rico asado, tortitas, pan recién hecho y mermelada, ya que Caperucita tenía que ir al día siguiente a casa de su abuelita a llevarle esas riquísimas viandas.
Una vez acabada la cena, propusieron a sus hijos la idea que habían tenido, y ellos se mostraron encantados, así que, al día siguiente, ni cortos ni perezosos, se pusieron a trabajar y empezaron a construir una gran casa de ladrillo, con muchas habitaciones, ya que eran muchos. Pasados unos meses de arduo trabajo, dieron la obra por finalizada. Les quedó tan bonita, que todos los habitantes del pueblo fueron a verla, todos, …..y el lobo, que pensó que si conseguía entrar en esa casa mataría unos cuantos pájaros de un tiro y se aseguraría el sustento de unos cuantos días.
La primera noche que pasaron juntos fue pura diversión, bailaron, cantaron y rieron casi hasta el amanecer, pero, al llegar la siguiente noche, alguien tocó a la puerta, y Caperucita despreocupada la abrió. El lobo empezó a correr detrás de todos, había tanto jaleo que no sabía ni a dónde dirigirse, todos corrían y chillaban al unísono, tanto que los gritos se oyeron en todo el pueblo. Las tres mamás presintiendo que algo malo estaba ocurriendo, se acercaron allí a toda prisa, consiguieron acorralar al lobo, lo ataron en un poste y le hicieron prometer que nunca más se acercaría a esa casa. El lobo, asustado, juró y perjuró no volver por allí nunca más, incluso prometió no volver a probar la carne, comería verduras y así se evitaría muchos problemas en su futura vida.
LUDI CUESTA
En las afueras de un pueblo había una
granja, donde convivían cerditos cabrititos y gallinas. Una madre y una hija
pequeña que se llamaba Caperucita cuidaban de la granja, más un vigilante con
una escopeta en el hombro. Por las noches rondaban los lobos y resoplaban en
busca de comida.Les gustaba mucho comerse los huevos de las gallinas para
refinar su voz y engañar a los animalitos más pequeños Un día un cerdito se
aburrió de estar en la granja y se fue a vivir solo, como era muy listo y
valiente se construyo una cabaña de piedra. Otro día se escaparon siete
cabrititos,andaban perdidos,pero el cerdito que les vió desde la ventana de su
cabaña salió a buscarlos pero...en esto apareció un lobo que se relamía con
unos dientes muy largos.Dió un salto y se trago de un bocado a un cabritito,pero
el cerdito valiente fue por detrás y le mordió el rabo,el lobo empezó a sangrar
y ahora se relamía su propia sangre.Llorando y asustada llegó la mamá cabra
acompañada de Caperucita que se le había encontrado cojiendo flores.El cerdito
viendo sus logros volvió a morder al lobo,primero en una oreja y luego en la
otra, ¡el lobo estaba furioso¡ La mamá cabra le echo un esprain en los ojos y
ahora dolorido del rabo de las orejas y sin ver,todos se reían de él. De pronto
la mamá cabra se dio cuenta que faltaba uno de sus cabrititos,necesitaba ayuda y
se fue a buscar al vigilante de la granja y entre todos agarraron al lobo,el
vigilante le abrió la tripa y el lobo se desmayó, el cabritito salió vivo, le
metieron cascotes lo cosieron, la sed lo
despertó y tanbaleándose se acerco a una azequia de agua, el peso se le vino
adelante y se ahogó. Todos se volvieron a la granja, hicieron una gran
fiesta. El cerdito valiente se enamoró
de Caperucita, muchas gracias dijo Caperucita: pero yo pertenezco a otro
mundo
de lobos que se llaman civilizados.