lunes, 28 de marzo de 2011

Cuentos de TSB

MIRADAS1
El angel de la muerte dijo "vida por vida" y tocó con sus fríos dedos el corazón del hombre que anudaba la soga en una encina y cuando el hombre caía al suelo reconoció en su mirada la sorpresa del ciervo abatido desde el horizonte por el arma invisible, la desesperación del zorro atrapado por el lazo sutil y la rabia del jabalí acosado por la jauría; y la galga, ahora libre, miró a su amo con ojos tristes y hermosos, color avellana.


MIRADAS2
Tal como le dije al cabo, ese día me encontraba con el rebaño en el pago de Mirabueno, había metido las ovejas en el majuelo de la Plácida, la del molino, porque ya estaba vendimiado y fueron las perras, la Canela y la Lista...
¿Que abrevie?, sí señor juez; digo que fueron las perras las que con sus ladridos me alertaron…
¿La hora?, yo ya había almorzado, pan y una latilla de sardinas, pues serían cerca de las once, así que las silbé y las llamé, pero ellas seguían allí ladrando junto a la encina…
Digo la encina, señor juez, porque es la única que hay encima del majuelo y que está según se mira desde el camino hacia la izquierda, así que pensé a saber qué habrán encontrado y tiré hacia allá y así fue como hallé al Venancio, boca arriba, con una mano agarrando una soga y con otra como queriendo abrirse la camisa y la nariz y la boca cubiertas de una costra de sangre seca y moscas; junto a él estaba su galga…
¿Si lo moví?, no, ¿para qué?, además los muertos, de siempre, me han dado mucho respeto…
Sí, claro que me extrañó encontrar allí al Venancio, porque el Venancio era más de cantina que de andar por el campo, salvo cuando salía, de higos a brevas, a la liebre. Y para mí, señor juez, que la perra se le había hecho vieja y se la quería quitar de encima, aunque hay que tener mucho cuajo para aguantar la mirada de un perro sabiendo que le vas a matar, tendría usted que ver los ojos de esa galga, tristes y hermosos, color avellana.

La la la la la la, la la la la lo.
Erase una vez, una niña que vivía con su padre y con su abuela. Un día, al llegar de la escuela, vió aparcada a la entrada de su portal la furgoneta del asilo. Al entrar en casa, su padre la miró seriamente y le dijo- Tu abuela está muy vieja y no puede valerse ya por si misma. Ve a buscar esa manta grande que hay en ...el trastero. Me han dicho que en ese sitio hace frío por la noche- La niña encontró la manta y la partió en dos. Entonces entregó al padre media manta. Éste, al verlo, le dijo- Pero ¿te has vuelto loca?, ¿por qué has traído solo media manta?- a lo que la niña contestó- He pensado que el día en que tú tengas que ir al asilo también necesitarás taparte-. El hombre se quedó pensativo y decidió... que de paso que se llevaban a la vieja al asilo se llevaran también a la cría al hospicio.

MOUSSA

Hasta hace poco Moussa sólo conocía el sabor salado; salado es el sabor del sudor que brota con el sol del desierto, salada es el agua que salpica la patera y cuando su madre llora y él la besa, sus lágrimas saben a sal.
Luego descubrió el sabor amargo; amargo es no entender a los que te rodean, amargo es que te hagan sentir distinto y más amargo aún que cuando les entiendes te digan – Tú no – porque eres distinto.
Y ahora ha probado el sabor dulce; dulce es que te digan – Moussa juega con nosotros – y dulce es entenderlo y dulces son los labios de su madre cuando le besa.
Por eso Moussa conoce mejor que nadie los matices del sabor amargo, del dulce y del salado y sabe que un día su restaurante tendrá tres estrellas.

SENTIDOS

“Doña Carmen hoy nos tendremos que quedar adentro”, me dice Yoani con su acento cubano, y empuja mi silla de ruedas hasta el ventanal desde el que se ve el océano en cuyas orillas ha pasado mi vida.
El viento es muy fuerte, el mar se estrella contra los bloques que delimitan la carretera y la espuma, sorprendida, antes de caer se mezcla con la de la siguiente ola, desde aquí, tras la cristalera, la ausencia de sonido hace que todo, las olas, los escasos coches que circulan, las palmeras doblándose, parezca moverse a cámara lenta.
Este es el mismo mar al que hace ochenta años acompañaba a mi madre a mariscar, recuerdo la arena de la ría, oscura, terrosa, correr entre los dedos de mis pies, el ruido del agua, como besos, al subir la marea y el olor a lana mojada de la falda de mi madre, la otra orilla, a miles de kilómetros, de este mismo océano.
Miro mis manos, mis dedos doloridos y deformados por la artritis y acaricio las monedas de plata que forman mi pulsera, mi única joya. Cinco monedas de plata gastadas y brillantes…
¡Dios mío!

También aquel día de invierno había ráfagas de lluvia y viento, mi padre llevaba meses en la guerra, mi madre no fue ese día a la ría, ni Pablo ni yo a la escuela; recuerdo aquella última comida, las patatas blancas, humeantes, los torreznos oscuros, crujientes y el silencio, sólo el ruido de las cucharas raspando los platos de loza y al final la voz húmeda de mi madre “…esta tarde os llevarán hasta Gijón y de allí hasta Francia en barco, y pronto, cuando esto acabe, volveremos a estar juntos” y luego en la plaza del pueblo “… cuida de Pablito… en la bolsa lleváis unas mudas… cosidas en la bocamanga de tu abrigo van seis pesetas de plata… escríbenos cuando lleguéis”.

El calor de sus labios enfebrecidos en mis mejillas y el sabor a sal de sus lágrimas.



Mi padre murió en el frente ese mismo año. Ella en el verano del siguiente en un hospital de Burdeos adonde había llegado tras nuestros pasos poco después de que nosotros llegáramos a México.

No he vuelto a cruzar este mar.

Recuerdo la llegada a Veracruz, el calor y la humedad como algo tangible, y los olores desconocidos y el gentío que nos estruja y mi mano apretando la de Pablo y luego ya en el tren veo que ha perdido un zapato y le riño y le grito y él llora apretándose contra mí.

Pobre Pablo, tan dependiente de mí, tan menudo, murió ese invierno a los siete años de tifus.

Esa noche mientras velaba su cuerpecito en la enfermería, descosí la manga de mi abrigo saqué una de las monedas de plata y la metí en el bolsillo de su pantalón, peiné su flequillo y su frente fría sorprendió a mis dedos.

No he vuelto a llorar.

Luego México, Los Angeles, Nueva Orleans, y ahora al final en Pearl House, Miami, esquina Collins Avenue con la 81.

“Doña Carmen… ¡Doña Carmen!... Are you sleeping?”


PLURICUENTO


Se habían conocido en la cárcel del condado, eran tres pájaros de cuenta, Tuerto, el gato y Viejo, el zorro, habían pasado cuatro años en la trena por intento de secuestro de un menor llamado Pinocchio y Feroz, el lobo, se había tirado tres años en el talego por exhibicionismo repetido ante una abuela y su nieta.
Habían salido con la condicional y estaban en su obligatoria visita semanal ante la asistenta social, Dolly, la oveja, que tiene un inquietante parecido con su madre hasta el punto de parecer gemelas; Dolly es una soltera ingenua, tímida y está secreta, pero profundamente, enamorada de Feroz; así que cuando éste le expuso cómo, ante la dificultad de encontrar empleo, habían pensado los tres, él, Tuerto y Viejo en abril una casa de agroturismo, una “gîte rural” dijo con exagerada pronunciación francesa y que se habían fijado en la casa conocida como la de Hansel y Gretel y que llevaba años cerrada, podría, si el municipio se la concedía, ser muy adecuada para ese fin.
A Dolly le pareció una idea maravillosa y les prometió hacer todo lo posible para ayudarles.
En la visita de la semana siguiente Dolly les entregaba las llaves y una hoja en la que se detallaban las condiciones de la cesión; si bien, les dijo, éstas eran un puro formulismo; y cuando Feroz, agradecido, estrechó su pata y la retenía entre las suyas con calculado gesto, Dolly no pudo evitar sonrojarse y sus sedosas pestañas aletearon como pájaros sorprendidos.


Un mes más tarde un letrero en el que se leía ”Home Sheep Home” (sic),
enmarcado por neones rojos, parpadeaba sobre la puerta de la vieja casa de Hansel y Gretel.
*****
Hoy, sábado, después de cenar en la “Forest Society”, Gentil Espín, Fétido Mofeta y yo nos hemos acercado hasta ”Home Sheep Home” y el ambiente era cojonudo extraordinario, en un rincón tocaba un grupo llamado “Los músicos de Bremen” y en la barra tres cerditas sonrosadas y tiernas como tocinitos de cielo servían copas en topless, un buen rato después y después de bastantes pelotazos y cuando paró la música y nos disponíamos a salir, Feroz, Viejo y Tuerto se acercaron y me dijeron, “Señor Juez, quédese, ahora cuando cerremos viene lo bueno, sólo para los amigos”, y os aseguro que aunque Daisy me ha dejado y mi hígado se resiente, este invierno las noches ya no son largas ni frías.



DONALD DANZON

Es probable que este nombre, Donald Danzón (en adelante D.D.) no diga nada a muchos de nuestros lectores, sería preciso retrotraernos 30 ò 40 años.
Cuando me encontraba revisando los archivos municipales de Patoburgo encontré que las primeras referencias acerca que D.D. aparecen en los años sesenta vinculadas a su doble y curiosa faceta de sobrino y tío; como sobrino de un mezquino banquero, Tio Gilito que ha pasado a la historia local como un inclemente especulador, con un final oscuro y aparentemente arruinado y que trata a D.D. con tiránica prepotencia; aparece a su vez D.D. como tío de tres simpáticos y traviesos de los que parece ser su tutor.
Entre otros personajes que aparecen con frecuencia vinculados a D.D. están los “golfos apandadores” personajes del hampa local, clientes habituales de juzgados y cárceles.
D.D está enamorado de su novia Daisy, femenina y sofisticada.
La imagen que nos llega de D.D. es amable y simpática, algo gafe, con propensión a equivocarse y con una voz muy característica.
Es a raiz de la desaparición de Tío Gilito cuando los datos acerca de D.D. muestran una evolución inesperada, desaparecen de su entorno los tres simpáticos sobrinos, tal vez por razones de estudio o trabajo; las menciones a Daisy son cada vez menos frecuentes, en un texto de estas fechas titulado Pluricuento¹ D.D. confiesa que Daisy le ha dejado y que su salud no es muy buena.
Encontramos, en los años ochenta, otra referencia a D.D. como abogado defensor de los “golfos apandadores” en un caso en el que aparecen imputados por extorsión a un constructor.
Y a partir de aquí la evolución de su carrera profesional es fulgurante, de modesto abogado local pasa a juez del condado de Patolandia donde muestra una habilidad sorprendente para hacerse con los casos de más repercusión mediática como Mister X, narcotráfico, terrorismo y que proyectan su nombre a nivel nacional, D.D. es ahora un juez estrella; cuida mucho su aspecto, su cabello plateado, zapatos italianos, abrigo de pelo de camello y aparece junto a rectores, políticos y banqueros lo mismo en cacerías que en aparatosas redadas policiales siempre que haya un micrófono o una cámara.
Pero la ley de la gravedad se impone y todo lo que sube acaba cayendo y los últimos informes nos muestran a un D.D. imputado por cohecho y prevaricación y apartado de su cargo.
D.D. ha dejado de ser noticia y su imagen antes omnipresente es ahora esporádica y fugaz.

Carl Barks corresponsal de The Patoburg Herald


¹ Véase CNT1011.X.18.TSB.01

martes, 15 de marzo de 2011

Cuentos de Zita

El cazo de Lorenzo


Lorenzo es un niño muy especial que siempre anda con un cazo a rastras. Parece que un día se le cayó encima y desde entonces lo acompaña a todas partes. Es un niño inteligente, cariñoso y sensible pero llama mucho la atención porque hace mucho ruido al arrastrar el cazo y la gente lo mira raro.

Además, el cazo le entorpece mucho en sus quehaceres. Cuando sube las escaleras se le engancha, si salta mucho le da en la cabeza y cuando anda le hace zancadillas. Así que todos tienen que esperarle o ayudarle y eso le incomoda mucho.

Lorenzo quiere librarse del cazo, lo ha intentado muchas veces pero sin éxito. Un día estaba tan harto que escondió su cabecita en él. Tanto escondió su cabecita que los demás terminaron por no verle y era como si hubiese dejado de existir.

“¡Toc, toc! ¿qué haces ahí dentro?” una ancianita rompió su silencio, le sacó la cabecita del cazo y le enseñó que el cazo, según cómo lo utilizaba le era muy útil y encima le daba ventajas sobre los demás. Podía ser más alto si se subía en él, lo podía utilizar de puente ante una charca, o cumplía su función de palanca y hasta podía jugar con él. La ancianita, además, le regaló una mochilita para no tener que llevar a rastras el cazo.

Gracias a ella aprendió a ver que su impedimento era su fuerza y al sentirse seguro todos empezaron a ver en él un muchacho listo y cariñoso.




El uniforme

Irene iba todos los días a la escuela con un uniforme que odiaba. No es que fuera feo, sencillamente odiaba ir exactamente igual que las demás acentuando la sensación de invisibilidad que cada día se le hacía más insufrible.

Era consciente de que no deslumbraba como la bella Cristina, tan alta y tan rubia, ni tampoco destaca con sus notas como la brillante Alejandra, ni qué decir, de la jovialidad y simpatía de Nerea que la ensombrecía constantemente. Ni siquiera era capaz de destacar frente a la malicia y las travesuras de Raquel…

Un día, consciente de que carecía de atributos suficientes para que las demás se fijaran en ella y el uniforme aún la ninguneaba más y viendo a su mamá teñirse el pelo, compró el tinte más llamativo y se lo puso en la cabeza. Su mamá puso el grito en el cielo pero ella se fue tan contenta.

Al llegar a la escuela miles de ojos se posaron sobre su azulada cabeza. De pronto sintió una enorme vergüenza y deseó con toda su alma volver a casa pero ya era demasiado tarde. Decidió seguir avanzando con la cabeza bien alta mientras escuchaba los comentarios y las risas de todo el mundo.



La flor

Había una mariposa que revoloteaba alegremente de flor en flor. Tenía preferencia por las margaritas y las flores de pétalos sedosos y oscuros como la sangre.

Un día se topó con una flor que enseguida le llamó la atención por su rareza. Comenzó a revolotearla prudente y curiosa. Era una flor cálida y sedosa que emanaba una extraña luz de un color todavía más enigmático.

Se fue acercando y conforme se acercaba sentía calor. Se asustó y se alejó pero tal era la atracción que le provocaba su enigmática belleza que decidió alcanzarla para probar lo que prometía ser el más delicioso néctar.

Al acercarse su brillo la fué cegando y aunque sentía cada vez más calor, podía más el deseo que el miedo. Y justo antes de alcanzarla, sus alas comenzaron a arder convirtiéndose toda ella en esa maravillosa y enigmática flor que tanto la sedujo.



Chispita

Una familia de ratones vivía en un caserío desde hacía ya muchísimas generaciones gracias a su discreción y sobre todo a su gran mimetismo con el entorno que les rodeaba.

Normalmente salían de sus guaridas por las noches y su pelaje se confundía notablemente con la tierra, los aperos de trabajo, los sacos de cereales y los muros de piedra, por lo que difícilmente el casero daba con ellas.

Los días discurrieron con tranquilidad hasta el día en que nació “Chispita”. Era un ratoncito alegre y travieso y tan cariñoso que todos quedaron prendados de él, pero al mismo tiempo una sombra de preocupación oscurecía sus rostros.

“Chispita” de pelaje sedoso brillaba como un limón. Relucía en la noche y destacaba en el día por contraste con los tonos apagados del caserío.
¿cómo iba a sobrevivir si se le veía desde muy lejos?

Para colmo era un ratoncito muy despreocupado. Lo habían mimado tanto por ser tan especial que él veía la vida como un juego y todos andaban como locos tras él para que no cometiera ninguna locura.

Una vez ocurrió que el casero pilló desprevenida a mamá ratita hurgando en el saco de cereales a una hora poco prudencial. Éste, al verla cerró el saco con ella dentro dispuesto a cazarla bien. Mamá ratita empezó a chillar asustada y “Chispita” acudió raudo hacia ella y al ver el panorama empezó a corretear alrededor del casero que asombrado de ver un ratón tan llamativo soltó el saco para cazarlo a él.

Corrió y corrió hasta colarse por una rendija donde al casero le fue imposible alcanzarlo mientras mamá ratita pudo liberarse y esconderse.

Esa noche lo celebraron por todo lo alto y dejaron de ver a “Chispita” como un problema.



La avellana


Tuvo la desgracia de nacer en lo más profundo del avellano donde jamás consiguió contemplar el sol en toda su redondez. Tal era su curiosidad que un día empezó a sacudir con fuerza su pequeñez y por un instante un ligero balanceo le permitió vislumbrar un amplio horizonte. Después, un largo crujido la arrojó en la más profunda negrura.

Ahora, esa negrura es tan lejana como amplio el horizonte que contempla.



No quería ser avellana


Una avellana, que no quería ser avellana, se encontraba un día en lo alto de una cesta con el resto de sus compañeras. Se sacudió como pudo y fue logrando desplazarse hacía un lado hasta que finalmente cayó al suelo y salió rodando hasta la habitación de Luisito. Luisito, al verla, la cortó con delicadeza en dos mitades perfectas, le quitó el fruto y rellenó de plastilina el interior de las cáscaras donde hundió un palito con una pequeña vela.

Ya no es una avellana; ahora son dos barquitos de vela con los que Luisito juega a piratas


El osito de peluche


Cada vez que cruzaban el blindado muro que rodeaba el campo para ayudar a su padre a descargar el carbón, un niño, delgado como la muerte, se le acercaba y le ofrecía religiosamente su osito de peluche, que él muy respetuosamente rechazaba.

Un buen día, tras mucho pensarlo, decidió aceptarlo y cuando volvió nuevamente a descargar el carbón con su padre, él mismo se acercó al niño y le devolvió su peluche, pero esta vez relleno de avellanas. El niño, al sentir su nuevo peso, le sonrió con una mirada, que él jamás olvidó.


El piano


Escuchar el piano para mí es un evocador placer. Me transporta a mi niñez sentada en una mecedora de mimbre, libro en mano y en frente mi padre con sus grandes manos bailando suavemente sobre el teclado de marfil. Apenas sí leía; cerraba los ojos y el mar y la luna eran las protagonistas. Mis canciones favoritas eran “Claro de luna” de Beethoven y “Nocturnos” de Chopin.

Siempre he soñado que me casaría con un pianista. De echo, me enamoré de un músico que componía tan maravillosamente que ganaba continuamente premios internacionales. Sólo tenía un fallo, era tan inestable emocionalmente que nunca tenía muy claro si quería estar realmente conmigo. Nuestra relación era intermitente, se iba y pasado un tiempo, volvía. Me cansé.

Años más tarde me enamoré un pianista congoleño de rastas plateadas y largas manos negras que animaban fiestas en los bares nocturnos de Madrid. Estuve un tiempo fascinada por él, pero su vida era tan caótica e incierta que a mí me acabó produciendo vértigo. Le abandoné…

Ahora soy muy feliz con mi chico. No toca el piano, pero me hace reír cada día y cada gesto suyo es una declaración de amor. Y cuando la nostalgia del piano entra en mi corazón, Beethoven o Chopin llenan nuestro hogar…


El sol favorece al hijo de las musas
O, el pintor inspirado

Era un pintor preocupado porque por mucho que trabajara
no conseguía crear nada que le llenara el corazón y muy a su pesar,
sus cuadros se vendían como espuma.
Tenía fama de huraño y maleducado, apenas se le veía en público.
De hecho, solamente hay imágenes de él dentro de su taller o en el salón
de su casa, entre sus libros y obras de arte maravillosas que decoran cada rincón de su intimidad. Son obras de otros, le encanta rodearse de la creatividad de otros, le produce una hilarante contradicción entre placer y envidia. Todo el mundo piensa que tiene un espacio para ser feliz y vivir holgadamente.

Pero él era feliz, de una felicidad distinta.
Era feliz cuando estaba sólo y también lo era con Nicole. No necesitaba nada más, lo tenía todo. Además, Nicole no sólo era su musa, él era el hijo de su musa y su musa le mimaba como hace cualquier madre
que adora a su hijo.

Le estorbaba todo lo que viniera de fuera de su espacio
de una forma tan impositiva como los medios de comunicación, los cotilleos, que él escuchaba como ruidos sucios, molestos que no podía entender… Cada vez que miraba afuera era más selectivo, eliminaba lo sucio y se centraba en lo que a él le encantaba. Descubrir la belleza, admirarla, embelesarse… Pero aún así, una cierta incomodidad en su espíritu lo consumía.





“Si, disfruto con la belleza, creo belleza, belleza que me favorece
tan generosamente el dios sol, no lo puedo negar…
Pero, sólo belleza, no es suficiente.
La belleza a secas se vuelve aséptica, tarde o temprano
deja de conmover. Hay belleza en lo feo, hay belleza en el dolor,
hay belleza en lo insignificante como en lo inmenso,
hay belleza hasta en los carteles desvencijados de una ciudad abandonada,
en la ropa tendida en los balcones de un edificio, en el gesto de un niño
que duerme, o en el brillo de la taza de café por las mañanas.
Pero como fuente inagotable de belleza está la naturaleza,
una belleza que conforme más la abarcas, más te asombra su capacidad
de recrearse, regenerarse, superarse. Es la belleza cruel de la supervivencia, la vida al fin y al cabo…”

“Tiene que haber una manera de crear nutriéndose de la belleza
de la vida, pero, ¿cómo expresar la esencia de la vida? La belleza sin vida no vale nada. Vida y belleza han de ir de la mano.”

“¡Eso es!!!! ¡tiene que ser eso!!! Mis cuadros no tienen vida, sólo belleza, por eso no me dicen nada…!


Con esas divagaciones andaba el pintor paseando por el inmenso jardín que rodeaba su casa. Se asomó al acantilado y el mar a sus pies le regalaba brillos sedosos de un azul metálico, y sobre el mar, el cielo caía plomizo, casi negro. La cordillera que paraba el viento del mar ya empezaba a desbordar la blancura algodonosa que anunciaba la galerna. Un aire cálido acariciaba su cara y cerrando los ojos su mente echó a volar.

“Era ligera gaviota planeando suavemente contra el viento. Desde arriba lo abarcaba todo, el mar a un lado y la tierra extendiéndose en imponentes montañas y valles al otro. Con las alas abrazaba toda esa belleza extasiado.

Ladeó las alas y raudo fue bajando hasta el mar. A pocos metros de la playa interrumpían colosales rocas llenas de nidos y gaviotas. Se acercó mecánicamente a uno de los nidos donde le esperaban dos bocas inmensas llenas de hambre que no paraban de clamar alimento. Un fuerte viento le sacude con fuerza y casi le golpea contra un risco. Retoma el equilibrio y planea a duras penas hasta la superficie del mar donde líneas plateadas dibujan fugazmente el imprescindible alimento que ha de conseguir. Se lanza al agua en picado. Tras el golpe aún su cuerpo alcanza a hundirse un poco más hasta rozar el escurridizo pez que se desvía ágil frustrando sus esfuerzos. Dentro, alcanza a ver una bandada de peces que con caprichosos fulgores contrastan frente al oscuro abismo marino. Se queda flotando sobre el agua y vuelve a retomar altura para nuevamente lanzarse tras otro escurridizo brillo plateado. Esta vez lo alcanza y siente en su pico la brutal sacudida de la lucha por la vida. El viento arrecia, las olas casi lo alcanzan, cae una lluvia intensa que viene a dificultar aún más la dura tarea de sujetar con fuerza la presa que pronto tiene nuevos candidatos. Rauda una gaviota le sacude la presa que queda suspendida en el aire mientras otra lo apresa al vuelo. Acelera hasta alcanzarla y tira con fuerza de la presa hasta que la siente firme en su pico y rauda se dirige a su nido donde alcanza a alimentar sólo una boca que nuevamente sigue clamando alimento como si no hubiera recibido nada. La galerna sacude con fuerza, la cortina de lluvia limita la visión, no es tiempo para volar y finalmente cae pesadamente sobre sus crías con el hambre limando con aspereza el descanso.”

De pronto abrió los ojos y se descubrió tumbado sobre la hierba mientras la lluvia caía incómoda sobre él. Tenía todavía el amargo sabor del sueño, o tal vez, pesadilla. Su estómago rugía, le faltaban fuerzas para levantarse y un doloroso cansancio lo amarraba contra el suelo. De pronto una infinita tristeza lo envuelve casi asfixiándolo. ¿Qué ha ocurrido? ¿lo he soñado o lo he vivido?

Se endereza y junto a la playa divisa las dos rocas donde alcanza a ver los puntitos blancos de las gaviotas. Siente una cercanía extraña, ya no las ve desde la lejanía, se siente tan cerca que ve perfectamente su nido y sus crías.




Todos comentan que su obra ha cambiado.
Nadie se explica en qué, exactamente.
No niegan que sus cuadros sigan siendo hermosos,
pero hay algo en ellos que inquieta, incomoda.
Generan un desasosiego difícilmente controlable.
Sus exposiciones crean cada vez mayor expectación y sólo los grandes espacios lo acogen con naturalidad. El público quiere más y su avidez
va in crescendo y sin embargo ya nadie compra un solo cuadro.
Sólo los grandes museos de todo el mundo adquieren la obra que incluyen en salas permanentes y que cada día provocan una riada humana que pasa ante ella como si pasaran
ante una deidad.
A pesar de la multitud, las salas que albergan su obra son salas silenciosas, de un silencio respetuoso, íntimo,
que le confieren al espacio un caríz místico.
Son templos a donde acuden a meditar.


El espíritu del árbol


En medio de una frondosa selva había un claro donde crecía una pequeña aldea cuyo corazón palpitaba a la sombra de un imponente árbol. A juzgar por su tamaño debía tener cientos de años, muchos más que la pequeña aldea.

Una tarde dos hombres conversaban a horcajadas al fresco de su sombra:

- Con tantas mujeres e hijos mi choza se nos queda pequeña. Necesito dos chozas más y para eso he de cortar el árbol.

- No creo que sea una buena idea… ya conoces la historia del árbol.

- ¡Bah! ¡Tonterías! No me vengas ahora con supersticiones.

- No quiero faltarle al respeto pues como jefe siempre tendrá la última palabra, pero su fuerza jamás será superior al espíritu del árbol.

- ¡Déjate de tonterías! Si no se ha cortado éste árbol es porque no ha habido necesidad hasta el momento. Ahora yo necesito cortarlo porque como jefe he de vivir en el centro de la aldea y no en las lindes donde hay más riesgos con los animales de la selva.

- Antes de tomar la decisión habrá que consultarlo…

Al día siguiente acudieron al consejo de ancianos y tras escuchar atentamente la petición del jefe la respuesta fue rápida y unánime. Se negaron en rotundo alegando que el espíritu del árbol era más poderoso y su furia podía poner en riesgo la aldea entera.

El jefe, no contento con el resultado, decidió pasar a la acción y mandó llamar a los expertos en cortar árboles. Cuando recibieron la orden se escandalizaron de tal manera que se negaron en redondo totalmente aterrados… El jefe, viendo que nadie le hacía caso, cogió un hacha y empezó a golpear el grueso tronco con furia. Alarmados, todos se abalanzaron sobre él y le ataron al tronco.

- Ya se lo decía yo, el espíritu del árbol es superior a su fuerza como jefe. El árbol es el bien común de la aldea y si lo dañas, dañas la aldea entera. No nos queda más remedio que defendernos de su locura de poder que le hace perder la razón de velar por todos, que es su misión última como jefe.

Y atado al árbol le dejaron mientras tomaban entre todos la decisión de quién iba a ser el nuevo jefe de la aldea.


"Gela-beltza", hielo negro…


Muchas veces miro atrás, imaginándome, que detrás de mí se acerca mi hermano y le aproximo mi mano que acoge con calidez. Calidez que da la confianza de estar con la persona que quieres a tu lado.

Pero un frío hielo negro viene a quebrar tanta ternura añorada… "Gela-beltza", hielo negro… qué dolor apaga mi vida!

No consigo recordar nada, absolutamente nada de lo que sucedió antes de que mis ojos enfocaran a mi madre, cadáver mutilado, amontonado entre miles de cadáveres igualmente mutilados. La brutalidad entró por los poros de mis ojos en algún momento y acto seguido todo se desvanece a negro. Fue una noche inmensa, devastadora, eterna, pero, sucedió en un instante. Luego vino el largo día que viví, día de años; día, dueña de siglos.

Mi hermano se aferraba a mí con los ojos embarrados en lágrimas, lágrimas tan inmensas que su cara era un lago. Me miraba esperando con aterrado temor que yo despertara. Yo era lo único que le quedaba, todo lo demás había dejado de existir.

Llovía. Llovía toda el agua del mundo. Llovió tanto que hasta borró nuestra aldea, sus caminos, sus chozas, la mezquita… ya no queda nada. No tengo dónde volver…

Nos arrastraron hasta unos camiones con cubierta de lona terrosa. Al subir al camión Hamid perdió su chancla, se le quedó pegado al barro. Él quiso recogerla pero los empujones de los soldados le desequilibraron y yo tuve que tirar de él para evitar que no fuese engullido por el andar desconcertado de otros niños que nos seguían el mismo destino… No sé porqué me dió por reñirle? Fue un gesto, sólo un gesto. Le reñía como un hábito que emana del tedioso deber de ser la mayor, me irritaba tener que estar todo el tiempo encima suyo, me exasperaba la lentitud con que aprendía, olvidando que alguna vez yo fui tan pequeña como él… Me cansaba cargarlo a mis espaldas cuando había que recorrer largas distancias y que llorara tanto…

Le reñí. Me miró triste, tan triste y yo me sentí tan mal que lo abracé con todas mis fuerzas. Lo siento hermano mío!

Pasamos el viaje fundidos en un desesperado abrazo. Un abrazo que aún mi cuerpo añora, un abrazo que rechaza otro. Un abrazo que quería ser un manto mágico que nos hiciera desaparecer.

Me arrancaron el abrazo de cuajo, como arrancarían el babobad que lleva siglos ahondando sus raíces en la tierra. Me arrancaron los brazos, el corazón, mi hermano y con él mi vida… Violentamente, entre gritos, insultos, golpes, lágrimas y terror nos separaron en dos grupos, las niñas en tierra y a ellos se los llevaron…

Quise correr tras él, pero un golpe seco chirrió mi cráneo y otra vez la noche negra me sumió en otra pesadilla aún más devastadora. No fue vida, no fue nada todo ese tiempo en ese túnel de horror cotidiano que ahogó como barro espeso mi cuerpo y mi ser.

Pasaron miles de soles que abrasaban mientras mis manos escarbaban la tierra en la exigencia de sacar a la luz la fuente de todas nuestras desgracias. Mientras el hambre desdibujaba nuestras siluetas, nuestras manos colmaban de riqueza las manos asesinas que no cesaban de someternos a sus inhumanos antojos. A un mismo tiempo su riqueza se fortalecía y protegía reclutando a nuestros niños, nuestro futuro… Narcotizados y forzados a cometer las mayores atrocidades bajo el frío y asfixiante manto del terror.

Solo en las noches me liberaba del pesado fango que ahogaba mi destino y echaba a volar. Lechuza blanca con ojos amarillos que escrutaban cada rincón de nuestra moribunda tierra buscando a mi querido hermano, razón de mi vida. Sólo resistí por ti, para encontrarte.

A través del brutal destino de otros fui descubriendo tu corto destino, hermano, querido hermano. Tan pequeño, tan frágil, tan niño para una guerra así…

Ya sin motivo para quedarme, sin temor para morir, me lancé a una huída lenta de aquella locura buscando otro destino que no permitiera borrar nuestra integridad.

Ahora habito una tierra húmeda como la nuestra pero serena. Mi lengua no olvida la nuestra ya desterrada pero se enriquece de otra lengua igualmente hermosa. Gela-beltza", hielo negro… cómo he revivido de nuevo! Ya casi, cuando miro atrás, no veo a mi hermano. Otras criaturas llenan mi vida, dos niños preciosos que disfrutan por nosotros aquella infancia que nos negaron tan brutalmente… y Jon, mi gran amor…

Cuentos de EIM

DECONSTRUCCIÓN LITERARIA

1. CUENTO (Versión 1)

Había una vez un monte lleno de vida, en el cual vivían muchas clases de animales. En lo alto, anidaban decenas de familias de águilas.

Había una familia que vivía en la quinta roca del norte del monte. Una de las águilas era Haizea, tenía tres años y un plumaje precioso, era divertida y trabajadora.

En la roca siguiente vivía otra familia. Una águila de cuatro años llamado Harri formaba parte de ella. Tenía una característica diferente al resto de águilas. De pequeño, aprendiendo a volar, se chocó contra la rama de un árbol y perdió el ojo derecho. Le apodaban “el tuerto”, pero a él no le preocupaba que le llamaran así. Su preocupación era que no veía como antes, lo pasó bastante mal y sus ganas de ir a cazar disminuían poco a poco.

Un día, su padre le llevó al sur del monte para visitar a un amigo llamado Lur. Lur, una águila de veinte años, no era tan diferente a Harri, le faltaba el ojo izquierdo. Le contó que, al principio, él tampoco quería cazar porque creía que al perder el ojo, no iba a ver las presas con mucha rapidez y no las cogería. Pero, fue desarrollando su capacidad auditiva mediante ejercicios. Practicaba con los sonidos de alrededor y, finalmente, consiguió distinguir los diferentes sonidos de los animales. Ahora, cazaba de igual manera que las demás águilas, gracias a su gran capacidad auditiva.

Después de aquella visita, Harri comprendió que tenía que trabajar su capacidad auditiva y lanzarse a cazar, además de recuperar la confianza en si mismo.

El 13 de Marzo era un día especial para las águilas del norte del monte. Todos los años se celebraba una comida popular con motivo de su llegada a aquel lugar.

Llegó el 13 de Marzo. Harri fue con su familia a la comida, al igual que Haizea. Después de comer copiosamente y beber cerveza, los mayores se quedaron tomando café, copa y puro. Los jóvenes, en cambio, se fueron al baile.

Haizea ya había decidido que el momento de volar de casa de los padres, buscar su camino y encontrar una pareja, había llegado.

Haizea se fijó en dos águilas. Uno era Harri, el otro era Harkaitz.

Harri le parecía guapo, parecía tranquilo y seguro de si mismo. Pero... era tuerto, y ese aspecto le creaba dudas. ¿Podría cazar igual que las demás?

Harkaitz, en cambio, tenía cinco años y era de mayor tamaño, muy fuerte y tenía fama de ser un cazador habilidoso y rápido. Además, era el cantante de un conocido grupo de Rock.


Haizea estaba con dos amigas. Les preguntó qué pensaban sobre ellos.

Una amiga le contestó, que sin pensarlo ni un segundo más, fuera Harkaitz el elegido.

La otra, en cambio, le comentó que Harkaitz era un poco creído y que lo de cazar no era para tanto. Harri, en cambio, no era tan mal cazador como se comentaba. Parecía majo y era guapo.

Haizea estaba echa un lío. No le habían ayudado mucho. Entonces, se dio cuenta, que ella misma debía decidir. Pero... ¿Quién? En ese momento, le gustaría tener una bola de cristal y ver el futuro con cada uno. Pero, esa bola todavía no estaba inventada.

Entonces, decidió pasar a la acción. Se acercó a Harri, habló y bailó con él, y después volvió con sus amigas. Harri era majo y guapo, pero transmitía poca confianza en si mismo.

La siguiente escena fue ésta: Después de beber un par de cervezas con los amigos, Harkaitz se acercó a Haizea. Hablaron un rato, bailaron y Haizea volvió a dónde estaban sus amigas, para coger una cerveza y comentarles la situación. Harkaitz estaba lanzado, se le estaba echando encima, y Haizea sabía que ahora era el momento de la decisión.

Harkaitz era demasiado perfecto. Fuerte, guapo y gracioso. Pero... su forma de ser... era un poco arrogante.

Harri, después de bailar con Haizea, no se atrevió ni a mirarla, estaba avergonzado, miedoso y dudoso.

Haizea tomó la decisión. Se quitó de encima a Harkaitz, y se fue directa hacia Harri. Harri no sabía qué hacer cuando la vio venir. Harri sacó fuerzas para hacer frente a su falta de confianza, habló y bailó con ella, antes de que se escaparan a un lugar tranquilo.

Al día siguiente, Haizea y Harri, empezaron su viaje hacia otro monte, con incertidumbre pero con mucha ilusión.


1. CUENTO (Versión 2)

Había una vez un monte lleno de vida, en el cual vivían muchas clases de animales. En lo alto, anidaban decenas de familias de águilas.

Había una familia que vivía en la quinta roca del norte del monte. Una de las águilas era Haizea, tenía tres años y un plumaje precioso, era divertida y trabajadora.

En la roca siguiente vivía otra familia. Una águila de cuatro años llamado Harri formaba parte de ella. Tenía una característica diferente al resto de águilas. De pequeño, aprendiendo a volar, se chocó contra la rama de un árbol y perdió el ojo derecho. Le apodaban “el tuerto”, pero a él no le preocupaba que le llamaran así. Su preocupación era que no veía como antes, lo pasó bastante mal y sus ganas de ir a cazar disminuían poco a poco.

Un día, su padre le llevó al sur del monte para visitar a un amigo llamado Lur. Lur, una águila de veinte años, no era tan diferente a Harri, le faltaba el ojo izquierdo. Le contó que, al principio, él tampoco quería cazar porque creía que al perder el ojo, no iba a ver las presas con mucha rapidez y no las cogería. Pero, fue desarrollando su capacidad auditiva mediante ejercicios. Practicaba con los sonidos de alrededor y, finalmente, consiguió distinguir los diferentes sonidos de los animales. Ahora, cazaba de igual manera que las demás águilas, gracias a su gran capacidad auditiva.

Después de aquella visita, Harri comprendió que tenía que trabajar su capacidad auditiva y lanzarse a cazar, además de recuperar la confianza en si mismo.

El 13 de Marzo era un día especial para las águilas del norte del monte. Todos los años se celebraba una comida popular con motivo de su llegada a aquel lugar.

Llegó el 13 de Marzo. Harri fue con su familia a la comida, al igual que Haizea. Después de comer copiosamente y beber cerveza, los mayores se quedaron contando sus batallitas. Los jóvenes, en cambio, se fueron a jugar.

Haizea ya había decidido que el momento de volar de casa de los padres, buscar su camino y encontrar una pareja, había llegado.

Haizea se fijó en dos águilas. Uno era Harri, el otro era Harkaitz.

Harri le parecía guapo, parecía tranquilo y seguro de si mismo. Pero... era tuerto, y ese aspecto le creaba dudas. ¿Podría cazar igual que las demás?

Harkaitz, en cambio, tenía cinco años y era de mayor tamaño, muy fuerte y tenía fama de ser un cazador habilidoso y rápido.

Haizea estaba con dos amigas. Les preguntó qué pensaban sobre ellos.

Una amiga le contestó, que sin pensarlo ni un segundo más, fuera Harkaitz el elegido.


La otra, en cambio, le comentó que Harkaitz era un poco creído y que lo de cazar no era para tanto. Harri, en cambio, no era tan mal cazador como se comentaba. Parecía majo y era guapo.

Haizea estaba echa un lío. No le habían ayudado mucho. Entonces, se dio cuenta, que ella misma debía decidir. Pero... ¿Quién? En ese momento, le gustaría tener una bola de cristal y ver el futuro con cada uno. Pero, esa bola todavía no estaba inventada.

Entonces, decidió pasar a la acción. Se acercó a Harri, habló con él, y después volvió con sus amigas. Harri era majo y guapo, pero transmitía poca confianza en si mismo.

La siguiente escena fue ésta: Después de estar con los amigos, Harkaitz se acercó a Haizea. Hablaron un rato y Haizea volvió a dónde estaban sus amigas, para comentarles la situación. Harkaitz estaba lanzado, se le estaba echando encima, y Haizea sabía que ahora era el momento de la decisión.

Harkaitz era demasiado perfecto. Fuerte, guapo y gracioso. Pero... su forma de ser... era un poco arrogante.

Harri, después de hablar con Haizea, no se atrevió ni a mirarla, estaba avergonzado, miedoso y dudoso.

Haizea tomó la decisión. Se quitó de encima a Harkaitz, y se fue directa hacía Harri. Harri no sabía qué hacer cuando la vio venir. Harri sacó fuerzas para hacer frente a su falta de confianza, habló con ella y se escaparon a un lugar tranquilo.

Al día siguiente, Haizea y Harri, empezaron su viaje hacia otro monte, con incertidumbre pero con mucha ilusión.


2. CUENTO

Había una vez un pueblo llamado Meoz. Sus habitantes vivían de la agricultura y ganadería, sus alrededores estaban ocupados por prados, un río y árboles frutales.

En uno de esos prados vivía una mariquita llamada Merche. Era una mariquita joven, acababa de independizarse y trabajaba en un campo de cultivo comiendo cochinillas. Era feliz en su trabajo, coqueteaba con una mariquita llamada Aitor dando románticos paseos por los prados.

Un día, un pequeño incendio acabó con el campo de cultivo dónde trabajaba Merche. Merche se quedó sin trabajo; pero, aún y todo, seguía siendo feliz y era muy positiva. Sabía que tarde o temprano empezaría a trabajar.

Pasaron varios meses y seguía en el paro. Su ánimo venía decayendo, hasta que un día, pensó que podía buscar trabajo en Javerri. Javerri era un pueblo situado a unos veinte kilómetros de Meoz.

Por otro lado, Aitor era muy guapo y muy majo, y no quería alejarse de él. Además, en Javerri todo sería nuevo: el pueblo, sus habitantes, los prados y las cochinillas. Y, por supuesto, dejaría de ver durante largos periodos de tiempo a su familia y a su cuadrilla.

Merche no sabía qué hacer. Entonces, decidió preguntar a sus padres. ¿Sabían algo de Javerri? ¿Qué debía hacer? ¿Quedarse y esperar para trabajar en Meoz o migrar a Javerri a buscar trabajo?

Sus padres le dijeron que no conocían Javerri, y que la decisión la tenía que tomar ella misma.

Merche seguía con las mismas dudas, y el siguiente paso fue ir al río. Preguntó al sapo si conocía Javerri y si en el pueblo habría trabajo para ella. Él le dijo que Javerri era muy bonito, tenía grandes campos cultivables y hermosos prados. Pero, no le podía asegurar que hubiera trabajo en abundancia en los campos.

Después, no contenta con las respuestas de sus padres y del sapo, fue a visitar a las hormigas. Éstas le dijeron que había muchas cochinillas en los campos de Javerri, pero no sabían la cantidad de mariquitas que trabajaban allí.

Al final, nadie le aseguró que en Javerri hubiera trabajo para ella, y se dio cuenta que sus padres tenían razón. La decisión había que tomarla, y tenía que ser ella quien decidiera.

Durante el día siguiente, se dedicó a volar sin rumbo por los prados, intentando decidir si se quedaba en Meoz o si se iba a Javerri. Mareada con tanto pensamiento, tomó una decisión. Iría a Javerri, buscaría una casa nueva y comprobaría si había, o no, trabajo allí.


Se fue a casa y preparó las maletas. Se despidió de su pisito en Meoz, se despidió de su familia, de su cuadrilla y de Aitor. Llegó el momento de volar hacia un nuevo destino.

Entonces, apareció Mario. Mario era una hormiga que se dedicaba a buscar trabajo a las mariquitas en los campos. Merche ya había hablado con él sobre el trabajo en Javerri cuando visitó a las hormigas, y Mario, sabiendo que pronto partiría hacia Javerri, venía a comentarle que tenía trabajo para ella en un campo de Meoz.

La pobre Merche estaba echa un lío. Ahora, tendría que decidir otra vez, o quedarse o irse.

No se lo pensó dos veces, le agradeció a Mario la propuesta pero la rechazó. Agitó las alas y empezó un nuevo camino en su corta vida.





PENSAMIENTOS DE UNA TARDE DE OTOÑO


Era una tarde gris y lluviosa de otoño. Miles de hojas verdes, marrones y anaranjadas cubrían el recorrido de aquel día. Paseando y pensando, un torbellino de ideas sobre tu vida, pequeñas experiencias amorosas, laborales, familiares y con los amigos y amigas, que durante el paseo parecía no tener fin.

Primero, ves los trenes que han pasado cerca de ti, haciendo tan poco ruido que parecen invisibles, trenes a los que no te has subido y se han marchado.

Después, te acuerdas de aquellos pequeños paseos en tren que sí has llegado a disfrutar.

Y ahora te preguntas: ¿Y por qué no? Quieres soñar, quieres tener ilusión y empezar un nuevo recorrido.

Pero, es ahora cuando también te preguntas, si eres o no capaz de abrir ese camino, dentro de tu extenso mundo poblado de inmensos árboles. No sabes si puedes abrirte paso entre las ramas del bosque, y elegir la dirección correcta hacia la felicidad.

Necesitas un poco de luz, pero no hay luz, estas en la oscuridad. Quieres poner un poco de luz, te pones a podar las ramas viejas de los árboles que no dejan pasar la luz. Y al final, entran rayos de sol que guían tu camino.


EL SOL FAVORECE AL HIJO DE LAS MUSAS


Había una vez un pueblo de Gipuzkoa, cuya población vivía prácticamente del mar. Muchos habitantes eran pescadores, y el pueblo contaba con conocidos restaurantes en el puerto.

En un restaurante necesitaban un cocinero, el anterior se había jubilado dejando huérfana la cocina. Se fue con tristeza después de pasar allí parte de su vida. Los dueños prepararon una prueba para elegir el nuevo cocinero.

A la prueba se presentaron seis cocineros, vestidos con sus delantales y gorros. La prueba era cocinar un plato que debía tener como su atracción principal lomos de pescado fresco.

Uno de los cocineros era Ibon, un hombre apasionado entre los fogones. Una vez que se ponía su delantal y gorro color pistacho, se transformaba en una persona sin complejos y con gran determinación, sacando toda la pasión que llevaba dentro.

Empezó cortando los cuerpos marinos con mucho cariño y cuidado. Les puso un bañador de harina y se fueron a tomar el sol de oliva a una isla de barro. Después de estar morenos por un lado, tocaba el otro lado. Perfectamente morenos, los fue sacando uno a uno. Al final, para que esos cuerpos estuvieran todavía más bellos, les añadió complementos marinos y terrestres. Estaba todo preparado para el desfile.

Ibon miraba de reojo cómo cocinaban los demás y cómo presentaron su plato de pescado. Un cocinero con rasgos faciales bien definidos, preparó un plato con una presentación espectacular pero los lomos de pescado habían tomado demasiado sol. Los cuatro restantes, tenían un plato de pescado muy bien cocinado y presentado.

Llegaron los dueños del restaurante, y después de probar y describir cada plato de Merluza con Almejas y Guisantes, los fueron llamando uno a uno. Ibon no fue elegido.

Pasaron unos meses e Ibon se encontraba leyendo una receta de cocina en un semanario, cuando sus ojos se fueron directamente a una foto. Era el autor de la receta que estaba leyendo, y era conocido. Era uno de los cocineros de la prueba del restaurante, y con esos rasgos faciales lo reconoció fácilmente.

Ibon no se lo podía creer, lo habían escogido antes que a él o cualquiera de los cuatro cocineros restantes. Pronto entendió qué pasó de verdad, al leer su nombre y apellidos. Sus apellidos eran conocidos en el mundo de los fogones.



LA CREACIÓN DEL MUNDO

Érase una vez un planeta llamado la Tierra, un lugar en el espacio donde viven los seres humanos.

Mucho se ha estudiado respecto a cómo se creo el mundo o la Tierra, existiendo diferentes teorías. La siguiente es una más.

En la galaxia hay planetas, estrellas y otros tipos de materiales. El planeta Tierra es un planeta con sus características propias, que le distinguen de otros planetas. En ella, la vida es temporal para sus habitantes, y todos van evolucionando al paso que marca la Tierra.

Los seres humanos, hoy en día, vivimos en la Tierra, pero antes hemos vivido en otros lugares de la galaxia, con diferentes formas. Hemos comido animales, y a su vez, nosotros hemos sido comida de otros habitantes de la galaxia.

Hubo un tiempo, en el que los seres humanos se extinguieron debido a la cadena alimenticia ya comentada, echando nuestros restos por la galaxia. Algunos de estos restos, acabaron en la Tierra, junto a restos de animales, materias vegetales y océanos.

Un día, unos habitantes de la galaxia llamados Lur, echaron sobre la Tierra restos de su pócima de creación de vida. Esta pócima tiene la característica que, el que la toma, vuelve a vivir y crecer. Entonces, los distintos habitantes de la Tierra volvieron a nacer y crecieron, dando una nueva evolución al planeta Tierra.

ENSALADA DE CUENTOS

Érase una vez un pueblo rodeado de un bosque. En el pueblo vivía Pulgarcito con su madre, su padre y sus seis hermanos. En el bosque vivían toda clase de animales, entre los cuales se encontraban el Lobo y los tres Cerditos.

Un día, los tres Cerditos fueron a coger ramas para hacer fuego. Empezaron a coger ramas del suelo, pero pronto los Cerditos pequeño y mediano se pusieron a jugar con unas mariposas. El Cerdito mayor les regañó, se iba a hacer de noche y tenían que recoger las ramas antes de que el Lobo apareciera.

Llegó la noche. El Lobo iba de caza porque tenía hambre y vio a los tres Cerditos. Los capturó, los metió en un saco, y pensó que aquella noche cenaría muy bien.

Pulgarcito quería ayudar en casa y lo mandaron a coger ramas al bosque, para hacer fuego. Quería coger muchas ramas y así hacer mucho fuego, para poder cenar y estar calentitos al lado del fuego. Tardó mucho tiempo y salió la Luna. Pensó que era suficiente, y volvió al camino que iba al pueblo.

Pero, entonces, se oyeron voces de animales, y se asustó. Se escondió debajo de unos arbustos, pero no pudo evitar que el Lobo le viera y le capturara.

El Lobo iba a su casa cantando, a la vez que se le hacía la boca agua con sólo pensar en el festival de comida que le esperaba. Mientras tanto, Pulgarcito y el Cerdito mayor tuvieron una idea para escaparse del Lobo.

Llegaron a casa del Lobo. El Lobo no sabía por dónde empezar, primero los Cerditos o Pulgarcito.

Pulgarcito le dijo:
- Soy buen cocinero, puedo cocinar a los tres Cerditos.

Los tres Cerditos contestaron:
- ¡No, no! ¡Empieza primero con Pulgarcito! ¡Seguro que tiene mejor sabor que nosotros!

El Lobo, atento a los intentos para salvarse de ser comidos, pensó:
- Primero, me comeré a un Cerdito. Si no me gusta, me comeré después a los otros dos Cerditos y a Pulgarcito de un bocado. Pero, si me gusta, que Pulgarcito cocine a los otros dos Cerditos, y de postre, me lo como a él.

Pulgarcito le comentó al Lobo:
- Esta semana ha habido casos de triquinosis en el pueblo, habían comido carne asada. Pero, al hervirla no hay peligro para el contagio. Puedo hacer una sopa.

El Lobo pensó:
- Me parece que me quiere engañar. Pero ... por si acaso, prefiero que haga la sopa.


El Lobo le dijo a Pulgarcito que cocinara el Cerdito mayor, porque era el más gordito de los tres Cerditos. Pulgarcito le contestó que necesitaba leña, y el Lobo fue a buscarla. Mientras tanto, el Cerdito mayor se escondió en un cajón de madera sin que el Lobo lo viera, y los otros dos Cerditos se sentaron en una esquina.

Pulgarcito llenó de agua un puchero, y le echó patatas, verduras troceadas y especias. El Lobo trajo la leña, y Pulgarcito hizo la sopa.

El Lobo estaba impaciente por comer:
- ¡Quiero cenar! ¿Dónde está mi sopa?

Pulgarcito le sirvió la sopa, y de tanta hambre que tenía, el Lobo se la bebió en dos sorbos. Él no saboreo nada parecido a Cerdito, y le gritó a Pulgarcito:
- ¡Me has engañado! ¡No has cocinado a ningún Cerdito!

Pulgarcito le contestó:
- En la sopa, había trozos pequeñitos de Cerdito. Pero, como te la has tragado en dos sorbos, no te has dado cuenta. Y si no te lo crees, mira a ver cuántos Cerditos hay.

En casa, había tres Cerditos. Uno escondido, y los otros dos en una esquina, pero con manchas verdes ya que se habían frotado con hierbas mientras el Lobo cenaba la sopa.

El Lobo miró por toda la casa y fue a la esquina dónde se encontraban los dos Cerditos. Cuando vio a los Cerditos con manchas verdes, pensó que Pulgarcito lo había envenenado, se volvió loco y salió corriendo de su casa.

Cuentos de Pott

LA AVELLANA

Todo comenzó con una pequeña confusión. Siempre me había gustado mucho contar hechos que me habían ocurrido a mí o a personas de mi entorno. Buscar las palabras adecuadas, el tono, el suspense, el desenlace.
Cuando vi la posibilidad de asistir a un curso sobre narración de cuentos me apunté rápidamente a la búsqueda de técnicas e instrumentos que mejoraran la calidad de mis relatos. Además, en poco tiempo iba a ser abuelo por partida doble.
Pronto me di cuenta que me había equivocado. No se trataba de narrar cuentos sino de elaborarlos, crearlos. Sentí un escalofrío, la idea de emborronar unas cuartillas me llenó de inquietud, aunque supe disimularla bastante bien en presencia de los demás.
Todo fue bien hasta que la profesora nos dijo que a la semana siguiente debíamos volver con un cuento escrito. HORROR !!!, me dije. Y a continuación dejó caer la bomba; tema : la AVELLANA.
¿ Que se puede decir de una avellana? Dios mío!!! Mi inquietud se convirtió en un tremendo malestar, no podía apartar de mi cabeza a la maldita avellana. Avellana, avellana, avellana, retumbaba en mi interior.
Una vez en casa , cenando junto a mi esposa sentía que me hablaba pero no comprendía nada de lo que me decía. En mi cerebro solo había una avellana, y no podía deshacerme de ella.
Al acostarme mi ansiedad seguía en aumento. Me volvía, me retorcía en la cama. En un momento me vi en el interior de una caja de cristal herméticamente cerrada junto a una avellana que crecía y crecía mientras yo trataba de buscar una escapatoria.
A través de los cristales veía al resto de participantes en el curso. Les gritaba pidiendo socorro, que me ayudaran a salir de aquella pesadilla, pero su única respuesta era la indiferencia.
La avellana seguía creciendo a pasos agigantados, como la ansiedad y el desasosiego que me invadían. El aire era cada vez era mas escaso, estaba apunto de estallar cuando repentinamente: RINGGGGGGGGG, sonó el despertador.
Me desperté sobresaltado, sin saber muy bien donde estaba. Poco a poco, en la tenue luz de la mañana comencé a vislumbrar mi habitación y a mi lado Elena que bostezaba.
Sentí que un ligero temblor recorría mi cuerpo. Traté de serenarme, No entendía nada de lo que me estaba ocurriendo, no recordaba nada, solo sentía un gran malestar.
Me di una ducha rápida con el agua bien fría, me dirigí a la cocina fresco como una lechuga, me senté, me serví unos cereales. Ah qué hermoso día. Justo cuando iba a tomar el primer bocado, mi esposa me preguntó si quería probar unas avellanas que su hermana le había traído el fin de semana.
No se que me ocurrió en ese momento. Algo dentro de mi empezó a protestar, una oscura sombra se fue apoderando de mi interior mientras el sudor cubría mi cuerpo.

SHOSTAKOVITCH
Concierto nº 2 mov .2º

Amanece, desde mi ventana observo el magnífico espectáculo de la naturaleza, la escarcha reposa en el césped mientras la niebla dibuja su cara nostálgica sobre el campo dejando entrever sus bosques.


Hace fresco y me cubro con una pequeña manta mientras enciendo el fuego de la chimenea y oigo el suave crepitar de las llamas.

Asoma su cara el día con las nítidas notas de un piano que te trasladan a los momentos tiernos de tu vida, evocando lo que fue y lo que pudo ser, arrancándote una ligera sonrisa, al tiempo que te sumergen en una dulce melancolía, mientras un futuro de esperanza comienza a dibujarse en las notas finales del piano.

TRAZOS DE UNA CANCIÓN

Suenan las primeras notas mientras los observo. Ella firme y serena, él indeciso y tímido, apenas se atreve a mirarla. Su turbación atrae la mirada de ella, que se aproxima. Él apenas puede balbucear unas palabras mientras su corazón se desboca. Aquella diosa frente a él, atenta , devorándole con sus hermosos ojos verdes, y él, tan tímido, no se atreve ni a mirarla, cuando brotan las notas más claras de mi canción. Unos muros vencidos por la ternura, mientras unas miradas cómplices se entrecruzan.

Han pasado las primaveras, las notas de mi canción se repiten cansinamente y al cabo del tiempo los he vuelto a ver. Ella con un aire abatido y el brillo de sus hermosos ojos apagados , él , aquel joven al que en su tiempo y junto a ella le brincaba el corazón , se le aceleraba el pulso y apenas se atrevía a mirarla, ahora ya , ni se ruboriza cuando la mira , ahora…….cuando la mira…….ahora…. NO LA PUEDE NI VER.

ENSOÑACIÓN

Son las diez y media de la mañana , tres horas ya , desde que se ha despertado, realizando el ritual cotidiano de una manera mecánica, ducha , desayuno, despedida y al colegio. Hace hora y media que está en clase y ya se acumulan en su cabecita las cifras, las letras y las fechas. De repente, siente como si flotara, que su mente viaja, trasladándole de la tundra siberiana a los Mares del Sur, desde las cumbres nevadas del Himalaya a los bosques Amazónicos. Una sonrisa de felicidad inunda su rostro, hasta que de pronto siente que le zarandean y le tiran de la oreja, mientras resuena su nombre de forma airada: Hegoa!!! Hegoa!!!, donde estás!! Aquí hemos venido a trabajar!!! No a soñar!!.
Trata de decir algo, pero el profesor lo arrastra hasta el estrado, mientras repite: Hegoa, no sé donde tienes la cabeza, siempre soñando con los pajaritos, y a saber en que lugar!!!! YA BASTA!!!!!!
Hegoa mira ante si y ve las risas y el alboroto entre los “pelotas” y los brillantitos de la clase , siente la indiferencia de otros y la solidaridad y la sonrisa cómplice de algunos soñadores, justo cuando un rayo de sol penetra por la ventana y dibuja un hermoso Arco Iris de felicidad entre las gruesas lágrimas que han brotado de sus ojos,


BIXEN

Bixen nació diferente, nadie en aquella familia entendió la desgracia que les había tocado en suerte. Un hijo con el síndrome de Down. ¿Que horrible pecado habían cometido?. ¿Porqué semejante castigo?. Al principio trataron de ocultarlo, no lo sacaban a la calle. Los vecinos preguntaban a sus padres y a sus hermanos: ¿ que tal el hermanito?, ¿que tal el hijo?, y no sabían que responder, avergonzados como estaban. Con el paso de los días y un enorme sufrimiento, que les carcomía por dentro, decidieron afrontar la realidad sin enmascararla. Fue duro, muy duro, afrontar aquellas miradas, aquellos murmullos, pero siguieron adelante, sin mirar atrás.
Pobre Bixen, sus inicios en la calle, con los otros niños no fueron fáciles. Cuantas bromas, cuantos oscuros deseos que no se atrevían a llevar a cabo los otros niños se los hacían realizar al bueno de Bixen, aunque a él todo le parecía maravilloso.
Fue la novedad y durante un tiempo se convirtió en la atracción del barrio. Dio que hablar a las comadres del lugar, se convirtió en la curiosidad de los jóvenes y en presa fácil de las bromas del resto de los niños.
Pasó el tiempo, pasaron las bromas, pasó la curiosidad y pasaron los comentarios de las comadres. Sin darnos cuenta Bixen era uno más entre todos nosotros, siempre amable con los mayores, siempre dispuesto para jugar con el resto de los niños y siempre aterrado ante la enfermera cuando iba a vacunarse, dejando escapar gruesas lágrimas que desarmaban a todos los presentes. Después con unas carantoñas y un caramelo volvía la sonrisa a su rostro y con aquella mirada límpida cargada de inocencia nos conquistaba a todos.
Fue con él que aprendimos el nombre de esa enfermedad, fue con él también que aprendimos el cariño del que da sin esperar nada a cambio y hoy podemos decir que una pequeña parte de él ocupa nuestros corazones .



26 DE ABRIL DE 1937

Era un día especial, camino de la escuela vieron todo el movimiento que generaba la preparación del mercado semanal. Los baserritarras de los alrededores acudían con sus productos al centro de la villa, con la esperanza de realizar unas buenas ventas. El ambiente era bullicioso, entre los baserritarras , pastores, apicultores, ganaderos y algún quincallero.
Para Miren y Xabier era un día más de clase, repitiendo la tabla de multiplicar y viajando por la Geografía cercana de montes y ríos. Esperando el recreo para que Miren pudiera jugar con sus amigas a la cuerda y Xabi correr tras el balón junto a sus amigos.
Al mediodía fueron a comer a casa y al pasar frente al mercado, vieron que , en contra de lo habitual, los baserritarras estaban recogiendo todos sus enseres.
Al llegar al hogar, mostraron ante su amatxo, la extrañeza que les causó ver lo poco que ese día iba a durar el mercado. Su madre les comentó que había una orden de la alcaldía para clausurar el mercado al mediodía ante el temor a nuevos ataques aéreos tras el bombardeo de Durango.
Después de comer se dirigieron de nuevo hacia la escuela, deteniéndose algunos minutos para observar uno de los tres refugios antiaéreos que se habían construido tras el bombardeo, un mes antes, de Otxandiano. Al fin llegaron a la escuela y en el patio , antes de entrar a clase, Xabi jugueteaba con un pedacito de madera en la mano , que hacia de pistola, persiguiendo a falangistas mientras Miren le reprendía cariñosamente.
Eran alrededor de las 16,30 cuando salían al recreo y comenzaron a sentir como un zumbido que venía del cielo y se acercaba por el Sur, Brrrrrrr,brrrrrrr, que poco a poco se fue transformando en un BROUM, BROUM, BROUM….,hasta que el cielo se cubrió de aviones amenazantes. Una vez encima de la villa , de sus vientres salieron las bombas que sembraron el dolor y la muerte. El infierno se desató en las calles cuando, además de las explosivos, dejaron caer tres mil proyectiles incendiarios de aluminio. Los gritos, los llantos, la rabia, la desesperación, la impotencia se hicieron uno. Los niños corrieron espantados en dirección a los refugios, resguardándose bajo sus gruesas paredes de hormigón, mirándose inquietos por la suerte de sus seres queridos. Xabi preguntaba a Miren incansablemente , como solo los niños saben hacerlo, por sus aitas. Miren trataba de calmarlo a pesar de estar ella misma aterrada por los acontecimientos,
Todos pensaron que duraría unos minutos pero fueron tres largas horas que se hicieron interminables. Hacía las 19,30 dejaron de oír las explosiones y pudieron salir todos del refugio. Al salir a la luz el espectáculo era dantesco, el fuego y el humo cubrían la villa. Caminando deprisa hacia casa, Xabi perdió su zapato, pero siguió caminando. Cuando Miren se percató de la perdida, se volvió hecha una furia, zarandeando a su hermanito, cuyos grandes ojos le miraban sorprendidos y aterrados, con la misma mirada que horas antes había dirigido hacia los aviones que bombardeaban la villa. Pobre Xavier, desconsolado, sintió sus mejillas húmedas y en la boca el sabor salado de las lágrimas.
No había tiempo para sentimentalismos, Miren le arrastró con ella camino del hogar. Pocos minutos después pudieron ver su casa arrasada, solo unas pocas piedras de los muros laterales quedaban en pie. Todo era desolación, se quedaron quietos, sin palabras, llorando su pena. Ningún superviviente, aita, ama y amama desaparecidos para siempre. Estaban cabizbajos y mudos cuando un grupo de milicianos, los recogió y los trasladó a la estación junto a otro de niños para dirigirlos hacia Bilbao. En el tren Xabier vio a Iñigo, compañero de clase, y se alejó de Miren dolido todavía por la bronca que le había echado por la pérdida de un triste zapato. Cogió asiento junto a la ventana y miraba el paisaje como ausente. Iñigo le hablaba y el apenas le escuchaba. No hacía mas que pensar en que nunca más tendría las caricias de amatxo ni el bizcocho y los cuentos de amama, ni los poderosos brazos de aitatxo que lo voltearan por el aire. Luego, los nervios la angustia, el cansancio hicieron mella y Xabier se quedó dormido.
Al llegar a Bilbao, los metieron en camiones para llevarlos a los muelles, todo fue muy rápido y cuando Miren quiso recoger a Xabier, era demasiado tarde. En un momento ella creyó verle subir a uno de los camiones, quiso correr pero en aquel caos fue imposible y aunque gritó desesperadamente, nadie le prestó atención, mientras veía como se alejaba hacia los muelles. Algo en su interior se desgarró y le vino a la cabeza, la bronca que le había echado por la pérdida del zapato, y como su orgullo no le había permitido pedirle perdón. Ahora le veía alejarse y su corazón se partía en pedacitos.
Poco después, la recogieron junto al resto de niños y los metieron en camiones. Ella pensó que alcanzaría a su hermano en los muelles del puerto de Bilbao, pero pronto se dio cuenta que su camión se alejaba de la ciudad, horas mas tarde llegaban a Santander. Bajaron de los camiones y se instalaron en unos pabellones junto al mar, había que esperar. Mientras tanto Miren no dejaba de pensar en su hermanito y en lo injusta que había sido con él. Se sentía tan sola!!! Un poco más tarde escuchó a un grupo de niños hablar en su lengua, el euskera, se acercó a ellos en el momento que comentaban el que parecía ser su destino: Southampton. Ella preguntó por el destino de los niños que partían de Bilbao, nadie le supo contestar. A los pocos días les trasladaron a las Islas Británicas
Miren fue acogida con mucho cariño por una familia pero las dificultades y la ausencia de su hermano hicieron que no guardara un buen recuerdo de su estancia en las Islas. A los tres meses un representante del Gobierno Vasco les propuso partir hacia Méjico, donde residía una comunidad vasca importante. Una vez más cogieron un barco para atravesar el ancho mar. Por fin arribaron a la ciudad de Méjico donde fue acogida por una familia originaria del Baztán. Miren se integró muy bien en la nueva familia y en la nueva sociedad , pudo estudiar y licenciarse en la Universidad, pero todos los que la conocían sabían que tras su mirada se ocultaba una pena inmensa. No tenía que pensar en el pasado porque el pasado estaba presente cada instante , cada día, en su interior y no podía deshacerse de el.
Una vez finalizados sus estudios decidió ir a Paris. En la ciudad de las luces, lo primero que hizo fue presentarse en la sede del Gobierno Vasco en el exilio, para recabar información sobre el paradero de su hermanito. Allí después de realizar las pesquisas consiguientes le comunicaron que Xabier fue acogido por la Unión Soviética, pero que no sabían de su paradero.
Infatigable al desaliento, después de haber esperado tanto tiempo, Miren se acercó hasta la embajada de la URSS, donde una vez que le hubieron escuchado le pidieron unos días para averiguar lo acontecido en aquellos años convulsos. Le citaron siete días mas tarde. Pasada la semana, un funcionario fríamente le comunicó que Xabier falleció en la batalla de Leningrado, cuando la ciudad fue sitiada por las tropas alemanas y la División Azul española, para hacerla perecer de frío y hambre. Xabier falleció al principio de la contienda, su frágil cuerpo no pudo resistir las temperaturas de 50 grados bajo cero que sufrió la ciudad en el invierno de 1941. Miren cabizbaja, fue a abandonar el despacho cuando el funcionario la interpeló de nuevo, rogándole que volviera e invitándola a sentarse, le leyó fragmentos del informe sobre Xabier. En ellos destacaba sobre todo un pasaje que llamó la atención, tanto de sus profesores como de sus padres adoptivos, y es que durante los cuatro años que residió en la ciudad, nunca se quiso separar de un pequeño y viejo zapatito con el que llegó a Leningrado y que aún hoy adorna su tumba.
Las lágrimas pugnaban por salir de sus ojos cuando Miren abandonó la embajada para dirigirse rápidamente a las oficinas de Air France, donde solicitó un billete para San Petersburgo .

SAN VALENTIN

Hoy es un día especial, he bajado en el ascensor con Kontxi, vestida con un vestido elegante y que emana un perfume fresco con un ligero aire dulzón. Entre dientes tararea una canción y me confiesa con una sonrisa pícara que esta noche es su gran día.
En la calle le espera Enrique con aire serio, pero que no puede ocultar su devoción al verla tan radiante. Sus ojos brillan tras la máscara de seriedad y sin aliento, le confiesa al oído: de entre todas sigues siendo la más guapa, mi amor.
Ella desliza sus dedos dentro de su mano y todo su cuerpo tiembla de emoción mientras caminan en dirección al mar. En el restaurante, en una mesa reservada, mirando al continuo ir y venir de las olas mientras el cielo va cambiando de tonalidades, hasta que se oculta el sol, han tomado un lenguado meuniere acompañado de unas patatitas cocidas, regado con un fresco y aromático sauvignon blanc.
Cuando el camarero se acerca para preguntarles si desean algo más, Kontxi no se puede contener y pide un ganache de chocolate negro con una ligera salsa de naranja mientras sus ojos chispean y añade mirando al camarero que traiga unas copas de champán porque hoy celebran su boda. Enrique sonríe mientras la mira con ternura y pide una sopa de frutos del bosque con un helado de vainilla.
Ya en la calle rezumando felicidad como chiquillos, amándose como solo los chiquillos saben amar vuelven caminando de ese largo viaje que han emprendido unas horas antes, el día de su boda, de su boda de…….DIAMANTE.

NUESTRA ABUELITA LA ARAÑA

Al principio de los tiempos todos los seres vivían en los bosques, donde encontraban todo lo necesario para ser felices. Era el período en el que todos los seres hablaban el mismo lenguaje.
Hasta que el espíritu maligno decidió robar el sol y esconderlo en el interior de una caja especial que había preparado en el interior de la tienda que había instalado en el centro de una isla del poderoso río que bordeaba el bosque.
A la mañana siguiente cuando todos se despertaron se dieron cuenta que un manto de oscuridad cubría la tierra. El caos se instauró en el bosque, no se podían distinguir las cosas, chocaban entre ellos y el pánico comenzó a cundir entre los habitantes. El cuervo chillaba, como el hombre, como el puma o el antílope. Así pasaron varios días, hasta que poco a poco fue corriéndose la voz para realizar una reunión en un pequeño claro del bosque.
Acudieron toda clase de animales y los seres humanos también. Hubo propuestas , discusiones. No se entendía que había ocurrido hasta que un ave que gracias al alboroto que se armó, se acercó y comentó que la última luz que pudo ver fue en el centro de la isla del río. Entonces se decidió que un grupo de valientes fueran a rescatar al sol.
Hubo una nueva fase de discusiones para saber quienes tenían que ir al rescate del sol. Finalmente los elegidos fueron: el mapache, la araña, la lechuza, un hombre y una mujer.
Partieron guiados por la lechuza que les indicaba la dirección que debían tomar. Gracias a sus indicaciones pudieron acercarse al gran río y atravesarlo. Una vez en la isla, en la orilla, con el agua y el barro el mapache y la mujer comenzaron a construir una enorme vasija. Al mismo tiempo la enorme araña tejía una red muy fuerte capaz de albergar a la vasija. Mientras tanto la lechuza observaba las andanzas del Mal Espíritu. Cuando la lechuza pudo ver que abandonaba su choza y se alejaba de ella, avisó a sus amigos y rápidamente se dirigieron a la casa del Mal Espíritu.
Vigilantes se quedaron la lechuza y el hombre, mientras la valerosa araña acompañada del mapache y la mujer penetraban en la tienda. La mujer se quedó junto a la puerta mientras la poderosa araña se acercaba al baúl acompañado por el mapache.
Este acercó su cara al baúl y abriendo una ligera ranura miró en el interior quedando cegado por el resplandor. Desde entonces una máscara negra adorna los ojos del mapache que se alejó del baúl abandonando la tienda al tiempo que se acercaba el hombre que se quedaba junto a la puerta. La araña no se lo pensó dos veces, con la mujer detrás de él abrió el baúl, cerró los ojos y abrasándose con el sol entre sus manos en un gesto rápido lo introdujo en la vasija que había preparado el mapache, cerrándola rápidamente.
La valiente araña, tan poderosa y blanca quedó desde entonces reducida, pequeñita y negra como el carbón y no pudo introducir la vasija en la red que había preparado. Esta tarea recayó en la mujer que a causa del resplandor del sol adquirió un color cobrizo. Ella junto al hombre cargaron con la red y salieron de la tienda. Una vez fuera depositaron la red en el suelo y abrieron la tapa de la vasija. En ese momento ZAS, el sol viéndose libre ascendió al cielo devolviendo la luz al universo y la felicidad al bosque.

BOCETOS

Es una tarde fría de invierno con un cielo azul que ninguna nube mancha. Tras unos días grises y lluviosos, hoy por fin el sol ha salido en todo su esplendor y como todo el mundo, he salido a la calle para recibir su caricia. Junto al estadio, a los pies de la escultura a Ormaetxea está sentada una joven con un bloc de notas entre sus manos, escribiendo con un aire ensimismado a ese amor apenas entrevisto en brazos de un ser bien distinto y que le han , inútil locura, dejado entrever la melancolía de un porvenir desesperante…..

TWO

Estoy paseando junto al estadio cuando veo que se acerca mi amigo Antonio, acompañado de su esposa Amaia, arrastrado por un perro. Veo la reprobación en los ojos de ella cuando le comenta que no tire con fuerza de la correa y la desolación en los de él, que parece querer decirme algo. Les pregunto por sus hijas y me responden que todo va muy bien, sobretodo desde que trajeron a este perro que hace mucha compañía a las niñas y que juegan mucho con él, es tan inteligente!! Solo le falta hablar!!! Les hace tanta compañía a las niñas. Siento devoción en las palabras de ella mientras mi amigo Antonio se mantiene cabizbajo y silencioso. Amaia nos dejó solos para que habláramos de nuestras cosas mientras ella va a pasear a su Kuki.
Una vez que Amaia se alejó de nosotros, Antonio se derrumbó y comenzó a contarme una historia surrealista a propósito de su perro. Por lo visto Kuki se toma por un ser humano y no hay manera de disuadirle de lo contrario, se da tanta importancia que no hay manera. A ver Ramón, ¿es que yo me tomo por un perro?, me preguntó. Yo no sabía que decir cuando sin darme ninguna opción me contó lo que le había ocurrido hacía pocos días .
Iba yo caminando, me dijo, tranquilamente con mi perro cuando nos cruzamos con una abuelita y su nieta. Justo escuché como la señora le decía a la niña: ale, acaricia al perro!. La niña se acercó y me acarició la mano!!! Traté de indicarle que el perro era el otro, pero la niña continuó, cariñosamente, acariciándome la mano. La señora en ese momento le dijo: ves como no es malo!!!
Ay Ramón y eso no es lo peor. Lo peor es que en ese momento mi perro, que no sabe estar callado ni un momento, añadió: SOLO LE FALTA HABLAR!!!!
Hostia!!!!! a que alucinas en colores!!
Evidentemente!! Pero lo peor, lo que a mí me dejó turulato, proseguía Antonio, NO es que la abuelita me tomara por un perro.¡¡¡ TODO EL MUNDO SE PUEDE EQUIVOCAR!!! Lo peor, es que no le sorprendiera OIR hablar a mi perro…..,anda ya. ¡Hasta donde hemos llegado!, y ¡¡¡ ES QUE LA GENTE YA NO SE EXTRAÑA POR NADA!!!
Iba a continuar cuando vimos que Amaia se acercaba con una amplia sonrisa en su rostro y jugando con el perro. Antonio, al verles llegar balbuceó unas frases cortas y rápidas: bueno Ramón, hasta otra . Ahora no puedo contarte todo, quizás otra vez , más tranquilos, con más tiempo. Además si Kuki se da cuenta que te lo he contado…….Ale. Txao.
Me quedé confundido, sin haber pronunciado ninguna palabra y la cabeza dándome vueltas. Me dirigí hacía casa absorto en lo que Antonio me había contado, tan absorto
que casi me caigo al pisar un enorme cagarro de perro y hasta solté un grito que hizo que las personas cercanas volvieran la cabeza cuando de mi garganta brotó un sonido parecido a : GUAU.

HIRU

Estación del Topo en Anoeta. Son las cinco y media de la tarde, mucha gente ha terminado su jornada de trabajo, los niños el colegio y todo el mundo se mueve con prisa para llegar a su destino. Otra jornada más y queda toda la semana hasta que llegue San Viernes.
Todo el mundo pasa rápidamente, nadie se detiene, todo el mundo está cansado. Pero allí, frente a la máquina, hay un hombre, un hombre sin prisa, un hombre que mira al frente y no se mueve, y es terrible cuando mira a la vitrina que guarda las golosinas con una red metálica. Es terrible la cabeza del hombre cuando tiene hambre y mira en la vitrina; chocolatinas, croissant, sándwich, bocadillos calientes que desprenden un olor que remueve la memoria del hombre, es terrible la memoria en la cabeza del hombre, la cabeza del hombre, que tiene hambre. Cabeza que no piensa, que sueña, que imagina otra cabeza, cabeza de jabalí con una salsa vinagreta o una cabeza de lo que sea. PERO QUE SE COMA!! Y sin querer mueve su mandíbula, suavemente, salivando…...


EL ALCALDE MOLON

Se acercaba la hora de decidir el futuro del bosque de Sorgintxulo, lugar que casi todos los miembros de la comunidad conocíamos a fondo. En el tuvieron lugar los primeros juegos, las primeras aventuras, los primeros besos…..
El alcalde Molón, buen chico y bien criado también lo conoció en su juventud pero apenas tenía recuerdos de él, así que decidió darse una vuelta por el bosque enfundado en un chándal y con un gorro que le cubría la cabeza para que nadie le reconociera.
Llegado al bosque, su primer encuentro le sobresaltó: una descarada Caperucita Roja se insinuaba sin ningún rubor a un inocente lobo. Ante su indiferencia, trató de seducirle con las ricas viandas que llevaba a su abuela, aun joven. Ante el nuevo rechazo del inocente lobo, que había sido educado con sólidos principios, Caperucita, sin cortarse un pelo, le propuso directamente “un menage a trois”. No se si por su notoria inocencia, por su deseo de aventura o por ese vocablo tan atractivo “menage a trois”, el joven lobo accedió ante el estupor de nuestro buen alcalde Molón que salió corriendo despavorido ante lo que había visto.
Cuando , por fin, se detuvo para tomar un respiro, se apoyó en un árbol, al tiempo que escuchaba un coro de voces cantar: AIBON, AIBON, cantando a trabajar, larilalo, larilalo……., hasta que entre las voces graves y agudas del coro asomó una cálida voz de mezzosoprano que le embrujó. Asomándose por un lateral, del grueso árbol, pudo observar a una hermosa joven que retozaba placenteramente entre un grupo de enanitos, a los que besaba y acariciaba dulcemente. Se podía palpar en el ambiente un aire de sosiego y felicidad, hasta que de pronto, salido de entre el follaje apareció un príncipe seguido de varios soldados, que con muy malos modos, como es habitual entre los poderosos, ordenó a su tropa que atraparan a la joven y la llevaran al castillo para la fiesta, que esa noche iba a tener lugar . Los soldados no tuvieron ninguna piedad con los enanitos , que trataron de oponerse pero fueron brutalmente arrollados, arrastrando a la joven con ellos.
Dios mío!!! Gritó Molón, esto es el parque de Sorgintxulo!!! Horror!!!!, y sin apenas haberse recuperado, escandalizado por lo que había presenciado continuó su camino, hasta que chocó con una vivienda pequeñita, construida con adobe y paja. Cercana a ella había otras dos viviendas, una de madera y otra más sólida, construida con ladrillos. Rápidamente observó que en las dos primeras casitas vivían dos cerditos a los que solo les interesaba: al primero, la poesía y la búsqueda de las palabras, al segundo, la música y la interpretación de varios instrumentos , la vida bohemia , en una palabra, LA FIESTA.
Sin embargo, un poco más adelante se encontraba la casita construida con ladrillos por el hermano mayor que con gesto adusto daba órdenes al jefe de seguridad de su propiedad, un fiero lobo con pinta de alucinado. No se si por recibir órdenes de un cerdo mafioso o por el peta de maría que estaba fumando.
El alcalde Molón no daba crédito a lo que estaba viendo. ¿En que se había convertido aquél bosque de Sorgintxulo? Un horrible lugar donde imperaba la mafia, el sexo y la droga. NO!!, NO!! Y NO!!!, se dijo para si. Tendrían que pasar por encima de su cadáver, gritaba con el rostro desencajado.
Hasta que…., hasta que…Sr. Alcalde!, Sr. Alcalde! ,le susurraba una secretaría al oído. Se despertó sobresaltado como si hubiera tenido una horrible pesadilla. Se ajustó las gafas, sorbió un poco de agua y preguntó: ¿ diga Adela, que es lo que quiere?
Adela le mostró el dossier del bosque de Sorgintxulo, recordándole que tenía que tomar una decisión sobre la futura urbanización en dicho bosque para la construcción en él de dos centros comerciales, con sus respectivos parking, 1250 pisos, , un centro de ocio para los jóvenes ,un cuartel para la Ertzaintza, la Iglesia y una plaza de toros.
Impertérrito, secándose unas pequeñas gotas de sudor, provocadas por esa pesadilla, al Alcalde Molón no le tembló el pulso cuando firmó la creación de un nuevo bosque de aluminio y cemento, la defunción de un bosque que albergaba miles de secretos y de sueños.
ARRASENME ESTE BOSQUE, YA.!!!!!!!




PULGARCITO, EL TRUHAN

Era un niño muy pequeñito y los demás chicos se metían a menudo con él,"chiquitín", "renacuajo", "enano", y al final se quedó con "pulgarcito". Pero en su diminuto cuerpo, fue aumentando el odio hacia los demás hasta límites insospechados. Aprendió el arte del disimulo y sobre todo el del chantaje.¿ Quién en su niñez no ha sisado unos caramelos?,¿ unas pesetas de la compra? y más tarde lo deja sin más, mientras que para otros no es más que el principio de una carrera siniestra.
Pulgarcito no perdía ninguna ocasión que se le presentaba, así desde muy niño atemorizaba a los demás niños con denunciarles. Cuando copiaban en clase con chivarse a la profesora salvo, que le hicieran los trabajos de clase y además robaran algún juguete para él. Poco a poco fue creando una red que el pequeño chantajista vio crecer y extenderse en base al miedo a ser denunciados por otros que a su vez temían ser denunciados ellos también. El joven pulgarcito estableció un sistema de terror que hizo que los demás obedecieran sus órdenes ciegamente. Qué fácil es dejarse seducir por el mal y qué díficil, sin embargo, escapar de las garras que el mal ha tejido.
Una mañana apareció por la escuela un nuevo alumno, el hijo del señor Ogro: Ogrín. Feliz de poder aprender tantas cosas junto a niños de su edad, a los que doblaba en tamaño, pero que a pesar de su aspecto fiero, albergaba en su interior un corazón de oro. Al principio las cosas fueron bien para Ogrín, todos lo querían en su equipo para las pruebas atléticas o que requerían de la fuerza. Hasta que ......un día.....le tendieron una trampa al bueno de Ogrín, dejando como si estuviera abandonado un bocadillo de lo más apetitoso al que no supo decir que no y después de mirar a ambos lados para ver si alguien le observaba comenzó a zampárselo salivando generosamente con la boca. Después del segundo bocado apareció Pulgarcito con dos de sus chivatos y acusaron a Ogín de haberse apropiado del bocadillo de uno de ellos. Pobre Ogrín, su gozo en un pozo, se le encogió el estómago como si le hubieran dado un directo con todas las fuerzas. Cuando comenzó a recuperar la respiración, Pulgarcito le dio la puntilla cuando le dijo que tenía que hacer algunos trabajos para él si no quería que lo denunciara. Al principio, Ogrín realizó pequeñas tareas: robar algunos juguetes, robar algún libro de la biblioteca , etc. Más adelante le obligó a atemorizar a otros niños por su corpulencia.
Pasó el tiempo y el poder de Pulgarcito alcanzó las cloacas del Estado. No se libró ni dios, militares, altas jerarquías de la iglesia, cazadas en prostíbulos de lujo. Ministros que solicitaban pequeños favores que más tarde se volvían contra ellos. Toda una red basada en la acumulación de la información, almacenada en un poderoso ordenador instalado en el cuartel general del pequeño tirano.
Ogrín se convirtió en el subordinado preferido de Pulgarcito. Este le ordenaba los trabajos selectivos para alterar el orden público, provocando altercados que desestabilizaban a la sociedad civil, propiciando las llamadas al orden y a la mano dura por parte de algunos ministros, claro que estos servicios realizados a instancias de estos últimos, tenían un precio, un precio muy elevado por cierto, que religiosamente tenían que pagar al tirano si querían perpetuarse en el poder.
Era un día tranquilo y Ogrín retozaba plácidamente en brazos de una mujer cuando resonó el teléfono .Vio que la llamada provenía del tirano y que le ordenaba que produjera nuevos allborotos en las calles de la ciudad a instancias del Ministro del Interior, ya que en los próximos días se iban a discutir en el hemiciclo los presupuestos de seguridad. Una vez más, a regañadientes, se despidió y se lanzó a la calle. Justo cuando atravesaba una calle del viejo barrio observó como una joven bien parecida lanzaba un cóctel molotof a la comisaría y echaba a correr. Ogrín la siguió y la alcanzó dos manzanas más adelante conminándole a trabajar en la red si no quería ser denunciada. Al mirarla más detenidamente se dio cuenta que era Natacha, a la que antiguamente llamaban Cenicienta, joven rebelde perseguida por la policía y querida por los jóvenes sin esperanza de los barrios marginales, allí donde vivían los que el poder denominaba como " la canalla". A Ogrín le brincaba el corazón con aquella joven de la que tanto había oído hablar, le hubiera gustado seguir charlando con ella pero sabía que eran vigilados por las cámaras que habían instalado los hombres del tirano en toda la ciudad. Natacha, para su sorpresa le dijo que le llevara ante el gran Pulgarcito. Sorprendido le dijo que no tenía ni idea de donde se podía ocultar, en ese momento un coche se acercó hacia ellos y abrió las puertas de atrás, dos hombres del pequeño tirano les ordenaron entrar. Todo estaba oscuro en el interior y no veían a donde los llevaban. Por fin se detuvo el coche y esperaron unos segundos hasta que de nuevo el coche se puso en marcha, Ogrín dedujo que ya habían llegado a la mansión del pequeño tirano. Allí estaba el poderoso criminal que controlaba la casi totalidad del mundo criminal, desde los pequeños ladrones de supermercado hasta los grandes traficantes de droga y los banqueros que les blanqueaban el dinero en esas islas de nombres exóticos, y todos aquellos datos guardados preciosamente en aquel gigantesco ordenador. Allí estaba aburrido, rodeado por sus matones. Algo en su interior se enterneció al reconocer a Ogrin de los tiempos del colegio pero no lo dejo traslucir. Cuando el jefe se dirigió a Natacha para que trabajara e la red ella le dijo que no ante la sorpresa del tirano que amenazó con sacar y hacer pública toda la información que sobre ella tenía. Ella no pudo evitar una sonrisa y le retó a que sacara toda la información que sobre ella tuviera a lo que él, enfadado accedió, se dirigieron hacía el gran ordenador y allí después de haber tecleado las coordenadas precisas comenzó a salir una lista interminable de papel que recogía todas las actuaciones contra el poder realizadas por Natacha. Fue tanto el papel que salió que Natacha pudo hacer un paquete con nuestro tirano, cogiéndole por sorpresa. Entonces como un rayo Natacha se abalanzó sobre las teclas del ordenador y tecleó como un pianista diabólico, en unos segundos y con las ventanas bien abiertas y los ventiladores a tope comenzaron a salir como un diluvio de papeles, así toda la información fue ampliamente difundida y ahora que todo el mundo la conocía no servía de nada.
El tirano cubierto de papeles ordenaba como un loco a Ogrín y todos sus secuaces que la mataran, pero nadie le hacia caso. Al fin y al cabo, ¿por qué?, ¿para qué? Si ya no tenía ningún poder sobre ellos ahora que todo el mundo sabía todo de todo el mundo. Ahora por fin se ven liberados de todos los hechos que los comprometían.
Minutos más tarde, la gente vio salir del edificio a un pequeño hombre que lloraba y las gentes se preguntaban quien era aquél hombre y que le habría ocurrido, ¿ por qué estaría tan triste?.
Días después en las solitarias playas de las Landas encontramos a Ogrín en brazos de Natacha escuchando atentamente su triste historia, y el calvario al que la sometieron su madrina y sus hermanastras cuando aún la llamaban Cenicienta, y la mira con cariño cuando a ella le brillan los ojos y dice firmemente que nunca nadie, después de aquello, volverá a abusar de ella.

viernes, 11 de marzo de 2011

Cuentos de Haritz

LAS MUSAS
Hércules, el paraninfo, las musas, las sirenas, todas estos conceptos y muchos más, aparecen siempre asociados a la pintura, la escultura , la música … a bellas palabras ó a acciones maravillosas, como parte de una MITOLOGIA lejana.
Pero que es la Mitología y qué relación guarda con el día de hoy 25 de Noviembre, dia en que se denuncia la violencia machista?
La Mitología no es una colección más ó menos arbitraria de cuentos fantásticos
La mitología de un pueblo explica, el por qué de de sus vidas. Quienes son , como deben vivir, que objetivos deben primar, como es el mundo que les rodea etc…
La mitología transmite valores , modelos.
Los pueblos indoeuropeos son los hindúes persas, griegos, germanos, escandinavos celtas, romanos. qué desde hace 3500 años aparecieron entre el Mar Caspio y el Mar Negro.
La realidad mitológica indoeuropea podemos dividirla en 3 funciones
1- Función política y religiosa, representada por el rey.
El rey es el preferido de los dioses. Cualquiera no puede ser rey.
2- La función militar.
Muy simple, cualquiera que sea forzudo y atrevido puede ser militar.
3- EL POPULO, casi sin detallar: los campesinos, las mujeres….
Su característica principal es el NEGATIVISMO. Todo es malo, cobarde y débil.

Visión del mundo
El Cosmos está dividido en dos:
El cielo donde reside Dios ó los dioses y la Tierra donde viven los humanos.
Los dioses pueden descender a la tierra, sí así lo quieren.
El cielo es inalcanzable sino son los dioses los que te lleven a él.

En el Cosmos Vasco, no existe el cielo.
Ortzia es para ellos cielo indoeuropeo y este no es la residencia de Dios sino el lugar físico por donde pasan el sol la luna y otros fenómenos como por ejemplo el temporal.
Sin embargo, esos seres que se mueven a través del cielo residen habitualmente bajo tierra, en simas y cuevas.
Cada noche el sol viaja de oeste a este, debajo de la tierra, para aparecer cada mañana, dando origen al nuevo dia.
A la luna se le llama hija de la tierra.
Algunos fenómenos metereológicos como las tormentas, en la mitología indoeuropea se originan en el cielo, en la concepción vasca, las tormentas salen de la tierra, de las simas y cuevas, lo mismo que los vientos y demás fenómenos metereológicos
Hay dos clases de dioses:
La diosa por excelencia Mari y otros y otras inferiores que también residen en latierra y se ocupan de cuidar en especial a los seres humanos: galtxagorris, lamias y jentiles…
Todos ellos viven en la tierra y ayudan y no castigan. Trabajan por una sociedad justa sin clases sociales, libre y soberana.
El cristianismo por medio de la Biblia, introdujo la figura de Eva, creada de una costilla de Adán, pecadora inferior al hombre y símbolo de la lujuria y de todos los males que ha padecido la humanidad.
Guardamos cientos de figuras esculpidas en piedra, pinturas y símbolos de otros tiempos en los que el populo no sabía leer. Estas representaciones, funcionaban a manera de catecismo.
La otra mujer relevante, María, no puede ser madre de Jesús sin ser Virgen.
La virginad le da el título honorífico para ser digna madre de Dios
F uncionamos con el modelo aún no olvidado de mujer, propuesto por la MITOLOGIA INDOEUROPEA e introducida al arte religión y costumbres por El Cluny hace ya muchos años.


SOLO POR UN ZAPATO?
Jesé, su mujer y sus dos hijos de 9 y 6 años esperaban la llegada del tren, en el que juntamente con los miembros de otras 20 familias hebreas, deberían de ser evacuados con fines humanitarios, según las autoridades germanas, desde Kazimierz a orillas del Vístula hasta Cracovia, antigua capital polaca.
Sospechando lo que se les venía encima, niños y adultos, se agolpaban silenciosos en el único y vigiladísimo andén junto a sus bien empaquetados y etiquetados bártulos.
El cielo se cubría de oscuros nubarrones y de algún que otro nimbo más claro. El aire se iba haciendo cada vez más gélido a medida que oscurecía.
El agudo silbido del tren junto con la actitud agresiva de los vigilantes ( tambien judíos como ellos, bajo las ordenes de las SS), les llenó de espanto.
Tras un atronador crujido, los oxidados vagones del tren mercancías, pararon justo al lado del jefe de estación que impertérrito hizo su trabajo.
-”HAIT HITLER”, saludó desde su lugar privilegiado en lengua germana , y continuó vociferando:
- SUBAN RÁPIDO los adultos al vagon 4; los niños al trece.
MÁS DEPRISA, RÁPIDO, RÁPIDO!
Los niños que se abrazaban a sus padres eran separados a empujones y duros culetazos de fusil.
En un abrir y cerrar de ojos, Aina se vió dentro de un vagon hediondo, apretujada por un centenar de niñas y niños de todas las edades, junto a su hermano quien gritaba y gemía con fuerza: AINA El ZAPATO, HE PERDIDO MI ZAPATO!
Después de un seco pitido y una brusca sacudida, pudo ver con la escasa luz que entraba de la enrejada y única ventana del vagón, como separaban a los pequeños que lloraban. Los llevaban con rabia, no se sabe a donde
Tras de un impertérrito traqueteo, Aina con el corazón encogido, le vió alejarse de su lado, quizás para siempre.
Lloró y no dejó de buscarlo dia trás dia desde su horrible cautiverio, lo mismo que a sus padres.
Recordaba el rótulo de la entrada del campo:“El trabajo te hará libre”
Podrían haber trabajado y tal vez ahora estarían libres, argumentaba en su búsqueda.
Pasados los años, después de recorrer muchas embajadas, despachos y archivos, acabó sabiendo, que aquellos ojos que tanto los había añorado habían dejado de llorar para siempre.
Su hermano falleció ó lo mataron a los pocos días. El sólo hecho de llorar era delito suficiente para tal hecho.
Sus padres murieron alejados uno del otro. La madre en la cámara de gas, junto con otras tantas mujeres, enfermas de hambre y sufrimiento.
Jesé, a pesar de todo lo que trabajó recomponiendo las vías del tren, no tuvo mejor suerte, tras una orden de despojarse de toda ropa para una simulada ducha, lo asesinaron de pie tras insuflar en la cámara gas tóxico.
Ania aún viviría muchos años más, luchando por denunciar la BARBARIE, IGNOMINIA y AMBICIÓN DE UNOS DIRIGENTES CON ANSIAS DE PODER Y GLORIA


MUXUA
Udaberriko goiz garden bat zen. Euskal-Herriko mendiak zuhaitzak eta zelaiak lorez marrazturik zituzten jada beren jantziak. Haizea goxo zebilen. Kukuak oraindik marrakaturik, eten-gabe jotzen zuen pinuartean ostalaria aurkitzeko deia. Enarak zirimola zaratatsuetan higitzen ziren zeru urdinean.
Kanpotik etorritako bikote gaztea liluraturik gelditu zen, mendi magaleko baxtar hartan, harri sendoz eginiko borda hura ikusi zuenean.
“AGIÑA-ko borda” zioen planoak
Antzinatasunez betetako zuhaitzak eman zion eraikinari izena. Urarekin ur, lurrarekin lur, ortzearekin ortze izateko desiraz.
Ez zen erraza izan horma zahar haiek habi-goxo bilakatzea, bertan bizi-izaten gelditzea erabaki zutenentzat
Esan dezagun harrien gogordurak, bero, sendo, harro egoteko, gogo bizia ematen ziela.
Maitasunaren ondorioz aurrerantzean etorritako Eki txikiarekin batera, inguruari ahotsa zabaltzen saiatuko zen bikotea, euskal-hitza bereganatzen.
Txikitatik ikasi zuen Ekik Keixpe ez zela txakurra soilik, bere lagun mina baizik. Inurri-hilera amaigabeak, lana antolatzeko modu bat baino ez zela. Harri-koxkorrak poltsikoan gorde beharreko altxorrak. Askako hapaburuak harrigarriki aldatuko zirela. Katua, astoa, behia, txantxangorria, birigarroa, zelaiko bitxilorea, larrosa, lizarra, izarrak, ilargia. Ohartuko zen inguruko izaki guztiak, berbetarako lagunak baino gehiago zirela. Denak ikasi zituen maitatzen, denen artean igarotzen zuen kontu-kontari eguna.
Bi urtetxorekin lagun asko egin zituen ikastolan: Amaia esate baterako dantzako laguna izan zen, Joseba asko miresten zuen marrazlaria, Eneko muxu lapurtzaile aspergaitza. Aitor handikoteak erakutsi zion trikimailuz josita zegoela elkar bizitza. Anek aizpa baten hurbiltasunez zaintzen zuen beti. Ez dezagun ahaz Andereño Maite, emakume guztiz-ahalduna.
Ikastolako epealdia eta gero, azkar pasa ziren urteak Ekirentzat. Hala, euskal-filologian lizentziatu eta gero, bera baino helduagoa zen mutil bati lotu zitzaion maitasun kontuetan.
Elkar ongi etorri ziren hasiera batean, baina beste arrazoi batzuren ondorioz, euren etxetik aldegin eta gaur hemen, bihar han, atzerrira joan beharra izan zuten, ihesi.
Autoz zein oinez, arreta handiz, ibili behar izaten ziren beti. Leku arrotzetan, alde batera eta bestera begiratuz. Telefonoz emandako aginduak, batek daki nork, zintzo bete nahiean. Poliziek beraien arrastotik ote ziren beldurrez.
Bitartean Agiñakoek susmo txarrenak hartuta ziren bi hilabeteko egun luze haietan. Ez zekiten nondik-nora zebilen. Ez zuten bere deirik jasotzen. Goizean-goiz irratia piztu eta ea egunak zerbait esanguratsua ekarriko ote zien itxaroten zuten.
Azkenean Urtarrilako iluntze luze hark ekarri zien berri latza. Amak kontrol baten harrapatutako neska iheslari baten irudiak ikusi zituenen telebistan, ez zuen sinetsi nahi izan, bere alabarenak zirenik, hala ere: EKI BARÓ… zioen ozen gizonak.
Berriz ere, aurkezlea saiatu zen izena eta susmoak, inondik-inora argi jartzen.
-ZER?- Oihukatu zuen orduan dardarka Joanak.
Sakon harnastu ondoren, ulu garratz bat irten zitzaion barne-barnetik:
-GURE EKI,… GURE EKI DA, MATTEA!
Eta bihotza lelehertzeko zorian zuen une hartan, Agiñakoen sustrai sendoetan oinarriturik, pentsatu zuen:
-TIRA AURRERANTZEAN KARTZELAN MUXUKATZEKO AUKERA IZANEN DOT, BEHINTZAT
EZ DA GUTXI!


El ARCO IRIS
A María le unía una gran amistad con la joven Olga, la del kiosko de su barrio, que además de vender el Cupón regalaba optimismo cada día.
-Vienes contenta María, el perfume ya lo conocía, pero, puedes decirme de que color es eL vestido nuevo que llevas hoy?
Como por arte de magia, a María se le ocurrió mirar al cielo.
En lo alto el sol parecía contento, eso si, rogaba a las nubes le dejaran sólo para acompañar a los habitantes y seres vivos de aquel pueblo.
María sin pensarlo dos veces respondió a su amiga:
-Mi vestido es del color del que ahora nos calienta e ilumina.
-Ah… Gracias, entonces lo sé. Es cálido y luminoso … como lo eres tú.


Heriotzaren biluztasuna,
ezerezaren ixiltasuna,
gainditu du, bai
gainditu du, bai

Gainditu du!




Baso ezkutuan,
jaso zenuen
askatasunaren argia,
zuri so da

Zuri so da!

Hostoen firfila
loreen eztia
erreka soinua
so dira

Izadi osoa
zuri so da!